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lunes, 8 de septiembre de 2025

Discurso de Fernando Fernan-Gomez en El Abuelo | película basada en novela homónima de Benito Pérez Galdós


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¡Pero qué mentirosos y qué cobardes! !Dios mío! Con la de veces que os he matado el hambre a todos, porque todos vosotros y vuestros padres fuisteis a pedirme trabajo y favores y todos fuisteis bien atendidos en mi casa siempre y a todos os solucioné vuestros problemas miserables 
- Oiga Don Rodrigo, por si lo ha olvidado le diré que yo soy el alcalde... 
- ¡Tú no eres nadie! ¡Tú no sabes quién eres!, ¡maldito cobista! Tú eres un ser rastrero y un ladrón. Tú eres el alcalde de esta ciudad porque tiene que haber de todo. Tú vives de dar contratas a tus compinches y de robar y además Y eso es lo peor de todo. Eres un pelagatos que terminarás envenenando a media humanidad con falsificados...
... 

1. Sinopsis de la novela "El abuelo"

El Conde de Albrit, don Rodrigo de Arista, un hombre anciano y orgulloso, regresa arruinado a su pueblo natal en Asturias después de una vida de despilfarro. . Descubre que su hijo, al que despreciaba, ha muerto, y que una de sus nietas, Dolly o Nelly, es fruto de la infidelidad de su nuera, Lucrecia, la Condesa de Laín, con un desconocido. Obsesionado por la honra y el linaje, don Rodrigo busca a la bastarda para repudiarla. Su nuera lo convence de que la ilegítima es la que no se parece a él, lo que le lleva a maltratar a Nelly, la mayor, y a preferir a Dolly, la menor. En su empeño, no duda en humillar a Lucrecia y a sus nietas, y se enfrenta a sus amigos y conocidos. Finalmente, Lucrecia, cansada de su tiranía, decide marcharse y revelar la verdad. Don Pío, el maestro del pueblo, le confiesa que la bastarda es Dolly, la niña a la que él tanto ama. El abuelo, desconsolado y enfermo, se niega a aceptarlo y se aferra a Dolly. Al final, acepta a Nelly como su nieta, pero sigue amando a Dolly.

La novela termina con el abuelo, aceptando su destino y la soledad, y viendo a sus nietas, especialmente a Dolly, como la única razón de vivir. En un acto de redención y amor, le confiesa a su nieta Dolly, que la ama a pesar de todo, y que siempre la amará. El abuelo, aceptando que la verdadera honra no está en la sangre sino en el amor, el respeto, y la honestidad, muere en paz.

 

2. Datos de la novela

2.1. ¿Cuándo fue escrita y cuándo se publicó?

La novela fue escrita y publicada en 1897. Originalmente, Galdós la concibió como un drama teatral en cinco actos, que fue estrenado en el Teatro Español de Madrid en 1894 con gran éxito.

2.2. Recepción y ventas

La novela fue bien recibida por la crítica y el público. No hay datos precisos sobre las ventas, pero se sabe que las obras de Galdós eran muy populares y se vendían bien.

2.3. Novelas similares del siglo XIX

La novela de Galdós se inscribe en la tradición del realismo y naturalismo europeos. Se pueden establecer paralelismos con obras que exploran temas como la decadencia de la aristocracia, el choque entre el pasado y el futuro, la crisis de los valores tradicionales y la búsqueda de la identidad en la familia. Ejemplos de este tipo de novelas son:

  • "Los Buddenbrook" (1901) de Thomas Mann: Aunque posterior, esta novela trata sobre la decadencia de una familia burguesa.

  • "El Rey Lear" de William Shakespeare: Aunque no es una novela, la obra de teatro tiene un claro paralelismo con "El abuelo", ya que ambas historias tratan sobre la decadencia de un anciano y su enfrentamiento con su familia.

3. Vigencia de la novela

La novela sigue siendo relevante por su exploración de temas universales como:

  • La decadencia de la aristocracia y el choque entre las viejas costumbres y los nuevos valores.

  • La honra y el linaje.

  • El amor incondicional y la redención.

  • La soledad en la vejez.

  • El papel de la mujer y su emancipación.

4. Diferencias con la película de Garci

La adaptación cinematográfica de José Luis Garci, aunque fiel al espíritu de la novela, tiene algunas diferencias significativas:

  • El papel de los personajes: En la película, la relación entre el abuelo y sus nietas es más profunda y emotiva. La figura de don Rodrigo es más trágica y la de Dolly más idealizada.

  • El final: En la película, el abuelo decide no revelar la verdad y se sacrifica por el bien de sus nietas. En la novela, el abuelo acepta la verdad y muere en paz.

5. El discurso final de "El abuelo" y "El Gatopardo"

El discurso final de la película "El abuelo" y el del Príncipe de Salina en "El Gatopardo" de Luchino Visconti, basado en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, tienen un claro paralelismo. Ambos personajes rechazan los nuevos valores y el futuro, y se aferran al pasado y a la tradición.

  • El Conde de Albrit: Rechaza el mundo moderno, el dinero, y el honor, y se aferra a la honra y a la pureza de la sangre. Sin embargo, al final, acepta que la verdadera honra no está en la sangre sino en el amor y el respeto.

  • El Príncipe de Salina: Rechaza la idea de una nueva Italia, y se niega a convertirse en diputado. El príncipe afirma que los sicilianos, y él mismo, son "viejos" y "gastados", y que no están hechos para los nuevos tiempos.

Aunque ambos personajes tienen un discurso nostálgico y conservador, hay una diferencia crucial. El Conde de Albrit, a pesar de su orgullo y de su obstinación, se redime a través del amor a su nieta, mientras que el Príncipe de Salina se mantiene firme en su rechazo y en su soledad.

Video de 6.38 minutos de la película "El Abuelo" (1998) dirigida por José Luis Garci.

Link:  https://www.youtube.com/watch?v=Kdql-cy3sSg

Ficha de la película en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film231690.html

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jueves, 4 de septiembre de 2025

"La Regenta" de Leopoldo Alas

 


 

Sinopsis

La novela se desarrolla en la ficticia ciudad de Vetusta (basada en Oviedo) y sigue la vida de Ana Ozores, la "Regenta", una mujer joven, sensible y de temperamento idealista, casada con el anciano exregente de la Audiencia, Víctor Quintanar. El matrimonio es más una relación de amistad que una pasión, y Ana se siente profundamente insatisfecha. Su frustración y su anhelo de una vida más plena la convierten en el centro de atención de dos hombres influyentes en la ciudad: Don Álvaro Mesía, el seductor local, y Don Fermín de Pas, el Magistral de la Catedral, un sacerdote ambicioso.

Ambos hombres, cada uno a su manera, compiten por la influencia sobre Ana, representando el conflicto entre el poder secular (Álvaro) y el poder religioso (Fermín). La novela es un retrato de la hipocresía, el chismorreo y la opresión de una sociedad de provincias que ahoga a sus individuos. A lo largo de la historia, la protagonista se enfrenta a sus propias pasiones y a la asfixiante moralidad de Vetusta.

 

El autor

Leopoldo Alas (1852-1901), más conocido por su seudónimo "Clarín", fue un destacado novelista, jurista, crítico literario y periodista español. Nacido en Zamora, pasó la mayor parte de su vida en Oviedo, ciudad que inmortalizó bajo el nombre de Vetusta en su obra más famosa. Clarín fue un intelectual muy respetado y temido por sus críticas mordaces y su agudo análisis de la sociedad. A diferencia de Galdós, su producción novelística fue más reducida, pero su talento y su influencia como crítico literario fueron inmensos. Su obra se caracteriza por un profundo realismo, una sátira social incisiva y una gran penetración psicológica en sus personajes.

 

Importancia de "La Regenta" en la obra de Leopoldo Alas

La Regenta (1884-1885) es, sin duda alguna, la obra cumbre de Leopoldo Alas y una de las novelas fundamentales del realismo español. Su importancia radica en varios aspectos:

  • Alcance y crítica social: La novela es un minucioso y extenso retrato de una ciudad de provincias en la España de la Restauración. Clarín expone la mediocridad, la hipocresía, la corrupción y la moral de la burguesía y el clero.

  • Análisis psicológico: La obra se distingue por su extraordinaria profundidad en el estudio psicológico de los personajes, en especial de Ana Ozores. La narración se adentra en sus conflictos internos, fantasías y frustraciones de una manera que la acerca al naturalismo.

  • Novela total: Clarín crea un universo narrativo completo, con una multitud de personajes que representan todos los estratos sociales de Vetusta, desde la alta burguesía hasta la clase obrera, dándole a la novela una dimensión totalizadora.

 

"La Regenta" comparada con obras europeas contemporáneas

La Regenta se compara a menudo con las grandes novelas realistas y naturalistas europeas del siglo XIX, principalmente:

  • Madame Bovary (Gustave Flaubert): Al igual que Emma Bovary, Ana Ozores es una mujer idealista y soñadora que vive en un ambiente de provincia que considera mediocre y asfixiante. Ambas anhelan escapar de la realidad y se sienten atrapadas en matrimonios sin pasión. La novela de Clarín es vista como una respuesta española al "bovarismo".

  • Anna Karenina (León Tolstói): Ambas novelas exploran el tema del adulterio como un drama que destruye al individuo. Sin embargo, mientras Tolstói profundiza en la tragedia personal, Clarín añade una crítica social más incisiva, mostrando cómo la sociedad oprime a la mujer.

  • Novelas de Émile Zola: La obra de Clarín presenta elementos del naturalismo de Zola, como el determinismo biológico y social, que explican en parte el destino de los personajes. El entorno de Vetusta es un factor determinante en la historia de Ana, una fuerza que la empuja inexorablemente hacia su destino.

 

La mejor adaptación

La adaptación más reconocida y aclamada de La Regenta es la miniserie de Televisión Española (TVE) de 1995, dirigida por Fernando Méndez-Leite y protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón en el papel de Ana Ozores. Esta producción se valora por su gran fidelidad a la novela, su cuidada ambientación de época y las sólidas actuaciones del elenco. Aunque también existe una película de 1974, la miniserie es considerada la versión definitiva que mejor capta la extensión y complejidad del universo de la novela.

 

Vigencia de "La Regenta" 

Aunque es cierto que la igualdad jurídica y la existencia del divorcio han cambiado drásticamente la situación legal de la mujer, La Regenta sigue siendo una obra muy vigente. El núcleo de la novela no es solo la falta de opciones legales, sino la opresión social y psicológica de la mujer por parte de su entorno. El chismorreo, la presión social para cumplir un rol preestablecido, la hipocresía de las élites y el conflicto entre la vocación y el matrimonio son temas que, aunque de formas diferentes, siguen resonando en la sociedad actual. La novela de Clarín es un estudio sobre cómo un individuo puede ser anulado por el peso de la opinión pública y las convenciones sociales, un drama humano que trasciende las épocas.

 

© Manel Aljama (agosto, 2025) 
Escritor, Editor, Podcaster, Creador de Contenidos y Formador de Tecnologías

© Imagen: Portada de "La Regenta" por Joan Llimona en Wikipedia (dominio público)

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martes, 2 de septiembre de 2025

Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós

 


Sinopsis

La novela se centra en el triángulo amoroso formado por Juanito Santa Cruz, un joven burgués de una de las familias más ricas de Madrid; Jacinta, su esposa, una mujer de la alta sociedad idealizada por su pureza; y Fortunata, una joven del pueblo de origen humilde.

La historia comienza con el matrimonio de Juanito y Jacinta, una unión socialmente perfecta pero que se ve afectada por el pasado de Juanito y su relación con Fortunata, a quien conoció de joven. A lo largo de la obra, los destinos de las dos mujeres se entrelazan de forma compleja y dramática. Jacinta anhela un hijo, mientras que Fortunata, a pesar de su posición social y su vida desordenada, representa una fuerza de la naturaleza y un amor más auténtico y pasional.

Galdós construye un vasto fresco de la sociedad madrileña, contrastando la hipocresía de la burguesía y la vitalidad del pueblo. La trama sigue las idas y venidas de estos tres personajes, cuyas vidas reflejan el choque entre la moralidad impuesta por la sociedad y la pasión humana. La novela explora la complejidad de las relaciones, los anhelos de la maternidad y las distintas formas de amor y sacrificio, culminando en un final que pone a prueba los valores de cada uno. 

 

El autor

Benito Pérez Galdós (1843-1920) fue un novelista, dramaturgo y cronista español, considerado el máximo representante del realismo literario en España y uno de los autores más importantes de la historia de la literatura en lengua castellana. Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se mudó a Madrid en 1862 para estudiar Derecho, pero pronto se dedicó por completo a la literatura. Se convirtió en cronista de prensa y comenzó a publicar sus primeras novelas. Su obra se caracteriza por una profunda observación de la sociedad española de su tiempo, el uso de personajes complejos y un estilo que evolucionó del romanticismo al realismo y, más tarde, al naturalismo.

Galdós era un autor prolífico. Su extensa producción literaria incluye más de cien novelas, entre las que destacan sus Episodios Nacionales, una serie de 46 novelas históricas que narran la historia de España desde 1805 hasta 1880, y sus Novelas Contemporáneas, en las que retrató la vida de la burguesía y las clases populares madrileñas. Aunque fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Literatura, nunca lo recibió. Su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración por su riqueza, su realismo psicológico y su crítica social.

 

La importancia de "Fortunata y Jacinta"

Fortunata y Jacinta (1887) es considerada la obra maestra de Galdós y la cumbre de su producción novelística. Publicada en cuatro volúmenes, esta novela es el mejor ejemplo del realismo galdosiano. Su importancia reside en:

  • Alcance y ambición: Es un vasto fresco social de la burguesía y las clases populares madrileñas en el Madrid de la Restauración (1868-1875). Galdós despliega un universo de personajes y escenarios que reflejan la complejidad de la sociedad de la época, desde los barrios más humildes hasta los salones de la alta sociedad.

  • Realismo y profundidad psicológica: La novela ahonda en la psicología de sus protagonistas, explorando sus motivaciones, deseos y conflictos internos de manera magistral. Galdós crea personajes memorables y verosímiles, como Fortunata, la mujer del pueblo, y Jacinta, la dama burguesa, cuyos destinos se entrelazan de forma trágica.

  • Crítica social: Galdós utiliza la trama para criticar las convenciones sociales, la hipocresía de la burguesía y el papel de la mujer en la sociedad decimonónica. La novela es un reflejo de las tensiones entre las clases sociales y los conflictos morales.

 

 "Fortunata y Jacinta" comparada en la literatura europea y rusa

Fortunata y Jacinta comparte elementos con grandes novelas realistas del siglo XIX, especialmente las de Honoré de Balzac y los novelistas rusos Fiódor Dostoyevski y León Tolstói.

  • Fresco social: Al igual que la Comedia humana de Balzac, la obra de Galdós presenta una panorámica completa de la sociedad de su tiempo. La red de personajes de Galdós, que a menudo reaparecen en varias de sus novelas, se asemeja al sistema de Balzac.

  • Profundidad psicológica y conflicto moral: Se compara a menudo con las novelas de Dostoyevski (como Crimen y castigo) por la intensidad de los conflictos morales y la penetración psicológica de los personajes. El triángulo amoroso de la novela galdosiana, con sus pasiones y obsesiones, evoca la complejidad de las relaciones humanas en la narrativa rusa.

  • Épica doméstica y realismo: La novela tiene un espíritu similar al de Anna Karenina de Tolstói, donde se narra una gran tragedia a partir de un drama privado. Ambas obras analizan la posición de la mujer en una sociedad patriarcal y critican las convenciones del matrimonio y el amor.

     

La mejor adaptación de "Fortunata y Jacinta" 

La mejor y más conocida adaptación de Fortunata y Jacinta es la miniserie de Televisión Española (TVE) de 1980, dirigida por Mario Camus y protagonizada por Ana Belén como Fortunata y Maribel Martín como Jacinta. Esta adaptación se considera un hito de la televisión española por varias razones:

  • Fidelidad al texto original: Logra capturar la esencia de la novela de Galdós, respetando la estructura, los personajes y los diálogos de manera notable.

  • Calidad de la producción: A pesar de los medios de la época, la ambientación de la serie es detallada y verosímil, recreando con éxito el Madrid decimonónico.

  • Interpretaciones memorables: El elenco, que incluye a Francisco Rabal (Juanito Santa Cruz) y Fernando Fernán Gómez (Maxi Rubín), ofrece actuaciones que han quedado en la memoria colectiva.

Aunque ha habido otras adaptaciones, ninguna ha alcanzado el nivel de aclamación y éxito de la serie de 1980.

ATENCIÓN: la serie está disponible en el archivo de RTVE hasta el 2030.

 

Vigencia de "Fortunata y Jacinta" 

A diferencia de Miau (1888), una novela con una crítica social y burocrática muy específica, Fortunata y Jacinta sigue siendo vigente de una manera más profunda. Aunque las ropas y costumbres son del siglo XIX, la novela no ha quedado desfasada. Su vigencia reside en los temas universales que trata, que trascienden la época:

  • Conflictos de clase: Las tensiones entre la alta burguesía y las clases populares, representadas por Jacinta y Fortunata, siguen siendo relevantes en el debate social contemporáneo.

  • La complejidad de las relaciones humanas: El amor, la traición, el deseo, los celos y el dilema moral entre la pasión y la razón son temas atemporales. El triángulo amoroso entre Juanito, Jacinta y Fortunata es un drama humano que podría ocurrir en cualquier momento histórico.

  • La posición de la mujer: La novela explora el rol social y la libertad de la mujer en una sociedad patriarcal. La lucha de Fortunata por su autonomía y la sumisión de Jacinta a las convenciones sociales son situaciones que, aunque en formas distintas, siguen existiendo en la actualidad.

  • El realismo psicológico: La profunda exploración de la psicología de los personajes principales y secundarios hace que se sientan vivos y reconocibles incluso hoy en día. Su ambición, sus fracasos y su lucha por la felicidad son experiencias universales.

En resumen, la obra de Galdós sigue siendo relevante porque habla de la condición humana de una manera que supera su contexto histórico.

© Manel Aljama (agosto, 2025) 
Escritor, Editor, Podcaster, Creador de Contenidos y Formador de Tecnologías

© Imagen: Portadas de primeras ediciones de Fortunata y Jacinta (1887) / Wikipedia  

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miércoles, 20 de agosto de 2025

"Liberales y conservadores" | Benito Pérez Galdós

 


«Los liberales roban con descaro y los conservadores disimuladamente», Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales (1898-1907)

Aclaración

Cabe decir que el autor no escribió esta frase tal como aparece aquí, sino que se trata de una perífrasis popular generada a partir de la idea general del insigne autor. De hecho, la corrupción y el robo por parte de los partidos del sistema de la I Restauración borbónica son un tema recurrente en todas sus novelas, en especial en los Episodios Nacionales y a partir de la tercera y cuarta serie. Los Episodios Nacionales suman una serie de 46 novelas.


© Texto de aclaración, Manel Aljama (agosto, 2025) 
Escritor, Editor, Podcaster, Creador de Contenidos y Formador de Tecnologías

© Imagen: composición hecha a partir de foto de Wikipedia y texto de Benito Pérez Galdós.
 

martes, 11 de febrero de 2025

Tiemblo por Jaime Sabines

 



Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo  (Jaime Sabines)

 Más sobre Jaime Sabines

Poesías, http://www.poesi.as/Jaime_Sabines.htm
Grandes Poetas Famosos: http://grandespoetasfamosos.blogspot.com.es/2009/01/jaime-sabines.html
A media Voz: http://amediavoz.com/sabines.htm

© Infografía @nochedeletras

viernes, 24 de enero de 2025

"Paris era una fiesta" | Ernest Hemingway

 


 

"Cada año se le iba a uno parte de sí mismo con las hojas que caían de los árboles, a medida que las ramas se quedaban desnudas frente al viento y a la luz fría del invierno. Pero siempre pensaba uno que la primavera volvería, igual que sabías que fluiría otra vez el río aunque se helara. En cambio, cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón".

© Ernest Hemingway, fragmento de "Paris era una fiesta". 

© Imagen de Gerhard Bögner en Pixabay

lunes, 2 de diciembre de 2024

El castillo de Kafka - Resumen


El castillo es una novela inconclusa del escritor Franz Kafka publicada en 1929. La historia gira en torno a K el agrimensor, el cual llega a un pueblo a ejercer su oficio, sin embargo, pronto se dará cuenta de que sus servicios no son requeridos, es más, su estancia ahí se debe a un error de papeleo, el cual lleva varios años sin resolverse. A partir de aquí, K, se enfrascará en una misión imposible para hablar con algún funcionario que aclare su situación.

Video de 2022 de 15 minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=_2gei0x75bg

sábado, 23 de noviembre de 2024

Vaivén | Mario Benedetti en "Despistes y franquezas, 1989)

 


Vaivén
(Despistes y franquezas, 1989)

Vení a dormir conmigo:
no haremos el amor, él nos hará.

JULIO CORTÁZAR


      Como casi siempre, al descubrirse, el desnudo y la desnuda se asombran de sus desnudeces. Como casi siempre, éstas son mejores que las de la memoria. Por supuesto, son jóvenes. Él es el primero en quebrar el encantamiento y la inercia. Sus manos se ahuecan para buscar y encontrar los pechos de ella, que al mero contacto lucen, se renuevan. Entonces, acariciando persuasivamente entre índice y pulgar los extremos radiantes, él dice o piensa: «No es que carezca de sentido de culpa, pero la verdad es que no me atormento. Las sensaciones llegan y se van, son aves migratorias, y cuando vuelven, si vuelven, ya no son las mismas. Se fueron frescas, espontáneas, recién nacidas, y regresan maduras, inevitablemente programadas. Entonces, ¿a qué ahogarse en el deber? El deber, al igual que el dolor (¿o será otra filial del dolor?), es un cepo. Esto hay que saberlo de una vez para siempre, si queremos que su gesto amargo, rencoroso, no nos sorprenda o nos frustre».

El niño, calato como un ángel pero sin alas, inocente de su propia inocencia, camina por la playa desierta y madrugona, hundiendo cautelosamente sus pies, todavía rosados, todavía fríos, en esa cambiante frontera que separa la arena de la olita. Descubre un tibio placer en ese gesto neutro, misterioso, que lame sus tobillos. No reflexiona. Simplemente disfruta. El mar no tiene para él ni pasado ni futuro. Es tan sólo una lengüeta que viene a acariciarlo, a darle bienvenidas. Y él corresponde y sonríe, a veces hasta ríe con breves carcajadas. En realidad, juega consigo mismo y con el mar. Y todavía no sabe que éste no se entera, todavía ignora que el mar es de una indiferencia insoportable, que el mar es la única tumba móvil, que el mar es la muerte en estado de pureza.

      Las colonizadoras manos de ella acarician la colonizada espalda de él, y empiezan a invadirlo, a abrazarlo, a tenerlo. Entonces ella dice o piensa: «Todo eso lo sé. Y sin embargo, en mí hay una vocación de permanencia, que, por otra parte, nunca he visto cumplida. Es obvio que el futuro está lleno de amenazas, de riesgos, de inseguridades, pero yo creo (de creer en y de crear), para mi uso personal, un cielo despejado. De lo contrario, el goce se me gasta antes de tiempo. Vos te aferrás al instante, ése es tu estilo. Mi instante, en cambio, quiere ser prólogo de otro, aunque lo más probable es que luego ese otro instante no comparezca. Algo o alguien puede matar mi futuro, pero quiero que sepas que mi futuro no es suicida».

Lejos, en términos infantiles, pero bastante cerca en cualesquiera otros, la niña calata como otro ángel pero también sin alas, viene a su encuentro por la arena que aquí y allá se alza y vuela gracias al aire matinal y marino. No se atreve todavía a pisar el agua, sólo permite que la arena livianísima suba y baje por entre los finos dedos de sus pies brevísimos. Allá arriba, entre pinos y eucaliptus, están las casas de los padres, los tíos, los adultos en fin, que todavía se reponen de la fiesta de anoche. Al igual que el niño, tampoco ella reflexiona. Apenas si siente una repentina curiosidad por esa imagen rosácea que se acerca (o tal vez es ella la que se va acercando, ¿o serán ambos?) y le vienen ganas de hacerle una señal, un saludo, un signo. La niña abre los brazos y ve que la imagen rosácea también abre los suyos. Entonces se forma en sus labios una sonrisa primaria, en soledad, tan espontánea como autosatisfecha.

       Ahora la boca del hombre se ha detenido en la oreja de ella y opta por pensar o decir: «¿Sabés una cosa? Tu oreja no siempre está desnuda. Sólo lo está cuando vos lo estás. Me gusta tu oreja desnuda, tal vez como una consecuencia de que me gustás así, como estás ahora. Después de todo, tenés razón: el instante es mi estilo. Es allí que lo juego todo. No ahorro disfrutes para vivir de esa renta en la tercera edad. Beso tu oreja como si nunca hubiera besado otra oreja. Por eso tu oído escucha estas palabras que nunca escuchó antes. Ni dije o pensé antes. El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podría explicarte, un puño de vida. El amor no es repetición».

El niño y la niña se han ido acercando y se detienen cuando apenas un metro los separa. O ya no. Porque la niña avanza una mano hasta posarla en el hombro del niño, y nota que es un poco más alto que el hombro de ella. «¿Cómo te llamás?», dice él para de alguna manera expresar el gusto que le da aquel contacto. «Claudia, ¿y vos?» «Marcos.» Él consigue suficiente coraje como para que su brazo derecho también avance hacia el brazo izquierdo de Claudia. «¿Siempre venís a la playa?», pregunta él. «No, pero desde ahora vendré todos los días.» Marcos siente que está conmovido y Claudia ve que él se sonroja. También ella se sonroja, pero por solidaridad. Durante la pausa, ambos se miran en lo que son y en lo que difieren. Claudia dice, todavía inocente de su propia inocencia: «¿Qué tenés ahí?». Y se lo toca. Es un contacto leve, pero Marcos experimenta la primera alegría importante de sus seis años de vida.

       La mujer mueve la cabeza hasta que sus labios rozan los de él y entonces dice o piensa: «Ya lo ves, has repetido que no es repetición. Y eso quiere decir algo. Digamos que es y no es. Todo es verdad. A mí, por ejemplo, me gusta repetir el amor, aunque reconozo que cada fase tiene un final distinto, una bisagra original que la une con la fase que vendrá. La repetición está en el comienzo y es como un eco, un recordatorio de la piel. A mí siempre me enternece recordar tu piel, pero sobre todo que tu piel me recuerde tu piel. No tengas miedo, en el amor (al menos, en mi amor) la repetición no se vuelve rutina. El acto mecánico, físico, puede (o no) ser igual o semejante, pero tu cuerpo y mi cuerpo nunca son los mismos. El sexo que hoy vas a ofrecerme no es el mismo del sábado pasado ni será, estoy segura, el del próximo martes, y el surco mío que lo reciba tampoco es ni será el mismo. El amor es y no es repetición».

El veterano ha tenido un sueño frágil y bastante más joven que sus años reales. Mira el reloj en la mesa de noche y son las tres de la madrugada. A su lado la veterana duerme y sonríe, y es una sonrisa que él no le ve desde hace tiempo. El calor se introduce a través de las persianas. También entra el ruido de la discoteca de la planta baja. El veterano aprovecha el oasis del insomnio para evaluar su propia desnudez. Las várices lo insultan y él se resigna. Las articulaciones se quejan y él quisiera aceitarlas, pero ya no viene aceite para tales bisagras. A su derecha, la sábana de ella se ha deslizado al piso y él tiene ocasión de comprender una vez más ese cuerpo conocido y contiguo. Ella eleva un brazo para apoyar o medir su propia cabeza y el mechón canoso se confunde con la blancura de la almohada. Él acerca su mano, sin tocarla aún, y ella permanece inmóvil, con los ojos cerrados, despierta. Él retira su mano. Allá abajo, la discoteca es como otro reloj: marca el tiempo, lo desvela y revela.

       Él se aparta un poco para mejor unirse, o sea para que sus manos, y de a ratos sus labios, puedan ir recorriendo colinas y hondonadas, rincones y llanuras. La piel de ella alternativamente se eriza o se abandona, en tanto que al á arriba la boca se entreabre y los ojos comienzan a cerrarse. Entonces él piensa o dice: «¿Cómo voy a programar o a calcular el amor de mañana o pasado, si tengo aquí esta concreta recompensa (o castigo) que sos vos, hoy? No te engaño si en este momento te confieso que te quiero toda, cuerpo y alma y alrededores, pero ¿para qué voy a hacerle descuentos a este deleite pronosticando qué sentiré el martes o el jueves? Si aparto mi mirada de tu vientre húmedo y contemplo allá enfrente el muro blanco, o más allá, si trato de vislumbrar el tallado infinito, me encontraré inexorablemente con esa última viga que es la muerte, y ésta es, por definición, el no-amor. ¿Cómo no preferir mirarte a vos, que sos la vida o por lo menos una de sus más incitantes imitaciones?»

La veterana siente que algo o alguien se inmiscuye en su sueño y entonces se dispone trabajosamente a abrir sus ojos. Allí, a su izquierda, está la mirada de él. Le pregunta si no puede dormir, y él responde que sí puede pero no quiere. Ella comenta que, para la estación, ésta es una noche demasiado calurosa y que el ruido de abajo parece inacabable. Él asiente y luego dice: «Mañana se cumplen veintiocho años, ¿te acordás?». Ella no hace comentarios, salvo con el ceño, que se encoge y se estira, vaya a saber por qué. Él inicia otro lento recorrido con su brazo. Ella no lo mira pero intuye que el brazo está viniendo. Cuando éste se detiene a pocos centímetros de su rostro, ella acerca su cabeza hasta lograr que su mejilla descanse sobre la palma que se ofrece.

       Hay un silencio cálido, inexpugnable, que envuelve los dos cuerpos. De pronto, el hombre decide apoyar su oído sobre el poderoso ombligo de la mujer. Es como si a través del omphalos, esa cicatriz genérica, esa boca muda, la mujer murmurara o vibrara en el oído del hombre: «Quisiera tenerte siempre, pero me resigno a tenerte hoy. Quizá la diferencia resida en que mientras tu goce es explosivo, fulgurante, el mío, que acaso es más profundo, tiene ojeras de melancolía. No puedo evitar prever desde ahora, junto al buen azar de tenerte, el anticipo de la nostalgia que sentiré cuando no estés. Ya lo sé. Demasiado lo sé. Todo está claro. Todo estuvo claro desde el vamos. Pero que me resigne no incluye que te mienta. Y esto que yo, ombligo, dejo en vos, oído, es para que alguna vez te zumbe y al menos te preguntes qué será ese zumbido».

El veterano siente el otro cuerpo. No como antes, poro a poro, pero lo siente. Ambos saben de memoria qué cuenca de ella se corresponde con qué altozano de él. Encajan uno en otra, otro en una, como si conformaran un paisaje clásico, de postal o museo. Sólo que antes eran paisajes del último Van Gogh y ahora son del primer Ruysdael. Él demora en encenderse y ella lo sabe pero no se impacienta. El mensaje de la discoteca se filtra implacable por entre las persianas. La humedad de la madrugada los remite a otros otoños. Él sabe que aquí no vale rememorar la pasión como quien recorre un viejo códice. Pero esa misma distancia lo conmueve y percibe por fin que esa filtrada emoción es la legataria, la penúltima Thule, el corolario normal de la pasión antigua. Sólo entonces se siente crecer. Sólo entonces ella siente que él crece.

       Ni el desnudo, ni la desnuda oyen campanas. Eso pasaba antes, en las fábulas familiares de las abuelas o, más cándidamente, en alguna marchita película de Burguess Meredith. Éstos de ahora escuchan truenos lejanísimos, bocinas de ansiedad, ambulancias que aúllan, rock en ondas y, más confidencialmente, labios que se disfrutan, comunión de salivas. La mujer se estira en toda la extensión de su piel sabrosa, abre brazos y piernas, tal como si se desperezara pero más bien perezándose. Siente que la boca del hombre va ascendiendo a su boca y cuando por fin cada lengua se encuentra con su prójima, ambas proponen o resuelven o gimen: «Qué importa si es o no repetición, qué importa si es prólogo o desenlace. Estamos. Somos. Una y uno. Dejemos que la muerte nos odie desde lejos. Desde muy lejos. Somos. Estamos. Tan cerca de vos que soy vos. Tan cerca de mí que sos yo. Una + uno = une.» Se unen, pues. El mundo queda fuera, con sus culpas, sus deberes, sus ropas. El desnudo y la desnuda son únicos testigos del amor sin testigos. Uno sobre otra, o viceversa, la humedad de sus vientres es de ambos. Los cuerpos (esos futuros, inevitables proveedores de ceniza) borran de un placerazo sus condenas y también se reconocen y trabajan. Trabajan y se gozan, únicos en el mundo, por fortuna olvidados. Entonces ella piensa o grita: «Vení», y él canta o piensa: «Voy». Y así, poco a poco (y al final, mucho a mucho), se ensimisma y celebra, se alucina y consuma el va-i-vén.

 

© Mario Benedetti (Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,Uruguay, 14 de septiembre del 1920 — Montevideo, 17 de mayo de 2009)

© Fuente Internet: https://www.literatura.us/benedetti/vaiven.html
 

martes, 22 de octubre de 2024

Lean Esto: La Peste de Albert Camus


Personajes La Peste de Albert Camus

-Bernand Rieux: Doctor, personaje principal, cronista de la historia
-Jean Tarrou: Hombre misterioso, amigo de Rieux
-Joseph Grand: Oficinista, paciente de Rieux
-Cottard: Contrabandista solitario que intentó suicidarse
-Raymond Rambert: Periodista francés
-Paneloux: El cura del pueblo, amigo de Rieux
-Othon: Juez del pueblo
-Gonzalez: Contrabandista, amigo de Cottard

Lugares en el libro:  La ciudad de Orán, en Argelia  

Otro vídeo (hace espoiler) https://www.youtube.com/watch?v=DU6zX94CBrw

Video de marzo de 2021 de 9.22 minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=7AHWpw6ZBTk

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Top 10 escritores que plagiaron


Un ranking de diez famosos escritores que cometieron plagio y pagaron las consecuencias legales y morales.

10- Camilo José Cela
09- Pablo Neruda
08- Manuel Vázquez Montalbán
07- Ana Rosa Quintana
06- Arturo Pérez-Reverte
05- Alex Haley
04- Lucía Etxebarría
03- Michel Houellebecq
02- Jorge Bucay
01- Alfredo Bryce Echenique

Video de 2016 de 8 minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=l9FSBoJ-fz0

lunes, 2 de septiembre de 2024

'Hombres necios' | Sor Juana Inés de la Cruz

 

Sor Juana Inés de la Cruz publicó este poema satírico y filosófico en 1689, para explicar que los hombres ocasionan el comportamiento sexual femenino que, después, precisamente se ocupan de censurar. Un auténtico ataque al machismo en una época en la que la mujer apenas tenía espacio  

Hombres necios que acusáis

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Fuente: https://www.culturagenial.com/es/poema-hombres-necios-que-acusais-de-sor-juana-ines-de-la-cruz/

Fuente Vídeo: Albalearning.com: https://www.youtube.com/watch?v=ovKcxwbxLYA  

Video alternativo: https://www.youtube.com/watch?v=SoR5lF978Lw

Vídeo de 2010 de 5.11 minutos


jueves, 29 de agosto de 2024

10 Escritores que no merecían ganar el premio Nobel


Según el vídeo, estos autores NO merecieron haber ganado el Premio Nobel

José Echegaray
Orham Pamuk
Herta Müller
Tomas Tranströmer
Rudyard Kipling
Harry Sinclair Lewis
Nelly Sachs
Elfriede Jelinek
Vicente Aleixandre
Mijail Shólojov
 

Video de 2016 de 5.45 minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=Rj-uUpbiq7o

martes, 27 de agosto de 2024

10 Escritores que merecieron el Premio Nobel


Según los autores del vídeo, merecieron ganar el premio Nobel

León Tolstoi
Ernesto Sábato
Carlos Fuentes
Paul Valéry
James Joyce
Émile Zola
Jorge Luis Borges
Marcel Proust
Julio Cortázar
Franz Kafka

Video de marzo de 2016 de 7.36  minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=xjxqRk6V-j4

domingo, 18 de agosto de 2024

Muerte de Lorca, la muerte de la cultura

 

 

1914 Lorca leyendo con su hermana Isabel  (Wikipedia)

De madrugada, o el 18 o el 19 de agosto de 1936 en un lugar que no fuese localizable, asesinaron al poeta, dramaturgo, escritor y activista Federico García Lorca. "Muera la cultura" había dicho un fascista en la misma época y los acólitos ejecutaban las órdenes.

Queridos paisanos y amigos:

Antes que nada yo debo deciros que no hablo sino que leo. Y no hablo, porque lo mismo que le pasaba a Galdós y en general, a todos los poetas y escritores nos pasa, estamos acostumbrados a decir las cosas pronto y de una manera exacta, y parece que la oratoria es un género en el cual las ideas se diluyen tanto que sólo queda una música agradable, pero lo demás se lo lleva el viento.

Siempre todas mis conferencias son leídas, lo cual indica mucho más trabajo que hablar, pero al fin y al cabo, la expresión es mucho más duradera porque queda escrita y mucho más firme puesto que puede servir de enseñanza a las gentes que no oyen o no están presentes aquí.

Tengo un deber de gratitud con este hermoso pueblo donde nací y donde transcurrió mi dichosa niñez por el inmerecido homenaje de que he sido objeto al dar mi nombre a la antigua calle de la iglesia. Todos podéis creer que os lo agradezco de corazón, y que yo cuando en Madrid o en otro sitio me preguntan el lugar de mi nacimiento, en encuestas periodísticas o en cualquier parte, yo digo que nací en Fuente Vaqueros para que la gloria o la fama que haya de caer en mí caiga también sobre este simpatiquísimo, sobre este modernísimo, sobre este jugoso y liberal pueblo de la Fuente. Y sabed todos que yo inmediatamente hago su elogio como poeta y como hijo de él, porque en toda la vega de Granada, y no es pasión, no hay otro pueblo más hermoso, ni más rico, ni con más capacidad emotiva que este pueblecito. No quiero ofender a ninguno de los bellos pueblos de la vega de Granada, pero yo tengo ojos en la cara y la suficiente inteligencia para decir el elogio de mi pueblo natal.

Está edificado sobre el agua. Por todas partes cantan las acequias y crecen los altos chopos donde el viento hace sonar sus músicas suaves en el verano. En su corazón tiene una fuente que mana sin cesar y por encima de sus tejados asoman las montañas azules de la vega, pero lejanas, apartadas, como si no quisieran que sus rocas llegaran aquí donde una tierra muelle y riquísima hace florecer toda clase de frutos.

El carácter de sus habitantes es característico entre los pueblos limítrofes. Un muchacho de Fuente Vaqueros se reconoce entre mil. Allí le veréis garboso, con el sombrero echado hacia atrás, dando manotazos y ágil en la conversación y en la elegancia. Pero será el primero, en un grupo de forasteros, en admitir una idea moderna o en secundar un movimiento noble.

Una muchacha de la Fuente la conoceréis entre mil por su sentido de la gracia, por su viveza, por su afán de elegancia y superación.

Y es que los habitantes de este pueblo tienen sentimientos artísticos nativos bien palpables en las personas que han nacido de él. Sentimiento artístico y sentido de la alegría que es tanto como decir sentido de la vida.

Muchas veces he observado, que al entrar en este pueblo hay como un clamor, un estremecimiento que mana de la parte más íntima de él. Un clamor, un ritmo, que es afán social y comprensión humana. Yo he recorrido cientos y cientos de pueblecitos como éste, y he podido estudiar en ellos una melancolía que nace no solamente de la pobreza, sino también de la desesperanza y de la incultura. Los pueblos que viven solamente apegados a la tierra tienen únicamente un sentimiento terrible de la muerte sin que haya nada que eleve hacia días claros de risa y auténtica paz social.

Fuente Vaqueros tiene ganado eso. Aquí hay un anhelo de alegría o sea de progreso o sea de vida. Y por lo tanto afán artístico, amor a la belleza y a la cultura.

Yo he visto a muchos hombres de otros campos volver del trabajo a sus hogares, y llenos de cansancio, se han sentado quietos, como estatuas, a esperar otro día y otro y otro, con el mismo ritmo, sin que por su alma cruce un anhelo de saber. Hombres esclavos de la muerte sin haber vislumbrado siquiera las luces y la hermosura a que llega el espíritu humano. Porque en el mundo no hay más que vida y muerte y existen millones de hombres que hablan, viven, miran, comen, pero están muertos. Más muertos que las piedras y más muertos que los verdaderos muertos que duermen su sueño bajo la tierra, porque tienen el alma muerta. Muerta como un molino que no muele, muerta porque no tiene amor, ni un germen de idea, ni una fe, ni un ansia de liberación, imprescindible en todos los hombres para poderse llamar así. Es éste uno de los programas, queridos amigos míos, que más me preocupan en el presente momento.

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. 'Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: 'amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fiódor Dostoyevski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: '¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: 'Cultura'. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

Y no olvidéis que lo primero de todo es la luz. Que es la luz obrando sobre unos cuantos individuos lo que hace los pueblos, y que los pueblos vivan y se engrandezcan a cambio de las ideas que nacen en unas cuantas cabezas privilegiadas, llenas de un amor superior hacia los demás.

Por eso ¡no sabéis qué alegría tan grande me produce el poder inaugurar la biblioteca pública de Fuente Vaqueros! Una biblioteca que es una reunión de libros agrupados y seleccionados, que es una voz contra la ignorancia; una luz perenne contra la oscuridad.

Nadie se da cuenta al tener un libro en las manos, el esfuerzo, el dolor, la vigilia, la sangre que ha costado. El libro es sin disputa la obra mayor de la humanidad. Muchas veces, un pueblo está dormido como el agua de un estanque en día sin viento. Ni el más leve temblor turba la ternura blanda del agua. Las ranas duermen en el fondo y los pájaros están inmóviles en las ramas que lo circundan. Pero arrojad de pronto una piedra. Veréis una explosión de círculos concéntricos, de ondas redondas que se dilatan atropellándose unas a las otras y se estrellan contra los bordes. Veréis un estremecimiento total del agua, un bullir de ranas en todas direcciones, una inquietud por todas las orillas y hasta los pájaros que dormían en las ramas umbrosas saltan disparados en bandadas por todo el aire azul. Muchas veces un pueblo duerme como el agua de un estanque un día sin viento, y un libro o unos libros pueden estremecerle e inquietarle y enseñarle nuevos horizontes de superación y concordia.

¡Y cuánto esfuerzo ha costado al hombre producir un libro! ¡Y qué influencia tan grande ejercen, han ejercido y ejercerán en el mundo! Ya lo dijo el sagacísimo Voltaire: Todo el mundo civilizado se gobierna por unos cuantos libros: la Biblia, el Corán, las obras de Confucio y de Zoroastro. Y el alma y el cuerpo, la salud, la libertad y la hacienda se supeditan y dependen de aquellas grandes obras. Y yo añado: todo viene de los libros. La Revolución Francesa sale de la Enciclopedia y de los libros de Rousseau, y todos los movimientos actuales societarios comunistas y socialistas arrancan de un gran libro; de El capital, de Carlos Marx.

Pero antes de que el hombre pudiese construir libros para difundirlos, ¡qué drama tan largo y qué lucha ha tenido que sostener! Los primeros hombres hicieron libros de piedra, es decir escribieron los signos de sus religiones sobre las montañas. No teniendo otro modo, grabaron en las rocas sus anhelos con esta ansia de inmortalidad, de sobrevivir, que es lo que diferencia al humano de la bestia. Luego emplearon los metales. Aarón, sacerdote milenario de los hebreos, hermano de Moisés, llevaba una tabla de oro sobre el pecho con inscripciones, y las obras del poeta griego primitivo Hesíodo, que vio a las nueve musas bailar sobre las cumbres del monte Helicón, se escribieron sobre láminas de plomo. Más tarde los caldeos y los asirios ya escribieron sus códices y los hechos de su historia sobre ladrillos, pasando sobre éstos un punzón antes de que se secasen. Y tuvieron grandes bibliotecas de tablas de arcilla, porque ya eran pueblos adelantados, estupendos astrónomos, los primeros que hicieron altas torres y se dedicaron al estudio de la bóveda celeste.

Los egipcios, además de escribir en las puertas de sus prodigiosos templos, escribieron sobre unas largas tiras vegetales llamadas papiros, que enrollaban. Aquí empieza el libro propiamente dicho. Como el Egipto prohibiera la exportación de esta materia vegetal, y deseando las gentes de la ciudad de Pérgamo tener libros y una biblioteca, se les ocurrió utilizar las pieles secas de los animales para escribir sobre ellas, y entonces nace el pergamino, que en poco tiempo venció al papiro y se utiliza ya como única materia para hacer libros, hasta que se descubre el papel.

Mientras cuento esto de manera tan breve, no olvidar que entre hecho y hecho hay muchos siglos; pero el hombre sigue luchando con las uñas, con los ojos, con la sangre, por eternizar, por difundir, por fijar el pensamiento y la belleza.

Cuando a Egipto se le ocurre no vender papiros porque los necesitan o porque no quieren, ¿quién pasa en Pérgamo noches y años enteros de luchas hasta que se le ocurre escribir en piel seca de animal?, ¿qué hombre o qué hombres son estos que en medio del dolor buscan una materia donde grabar los pensamientos de los grandes sabios y poetas? No es un hombre ni son cien hombres. Es la humanidad entera la que les empujaba misteriosamente por detrás.

Entonces, una vez ya con pergamino, se hace la gran biblioteca de Pérgamo, verdadero foco de luz en la cultura clásica. Y se escriben los grandes códices. Diodoro de Sicilia dice que los libros sagrados de los persas ocupaban en pergaminos nada menos que mil doscientas pieles de buey.

Toda Roma escribía en pergaminos. Todas las obras de los grandes poetas latinos, modelos eternos de profundidad, perfección y hermosura, están escritas sobre pergamino. Sobre pergaminos brotó el arrebatado lirismo de Virgilio y sobre la misma piel amarillenta brillan las luces densas de la espléndida palabra del español Séneca.

Pero llegamos al papel. Desde la más remota antigüedad el papel se conocía en China. Se fabricaba con arroz. La difusión del papel marca un paso gigantesco en la historia del mundo. Se puede fijar el día exacto en que el papel chino penetró en Occidente para bien de la civilización. El día glorioso que llegó fue el 7 de julio del año 751 de la era cristiana.

Los historiadores árabes y los chinos están conformes en esto. Ocurrió que los árabes, luchando con los chinos en Corea lograron traspasar la frontera del Celeste Imperio y consiguieron hacerles muchos prisioneros. Algunos prisioneros de estos tenían por oficio hacer papel y enseñaron su secreto a los árabes. Estos prisioneros fueron llevados a Samarkanda donde ejercieron su oficio bajo el reinado del sultán Harun al-Rachid, el prodigioso personaje que puebla los cuentos de Las mil y una noches.

El papel se hizo con algodón, pero como allí escaseaba este producto, se les ocurrió a los árabes hacerlo de trapos viejos y así cooperaron a la aparición del papel actual. Pero los libros tenían que ser manuscritos. Los escribían los amanuenses, hombres pacientísimos que copiaban página a página con gran primor y estilo, pero eran muy pocas las personas que los podían poseer.

Y así, como las colecciones de rollos de papiros o de pergaminos pertenecieron a los templos o a las colecciones reales, los manuscritos en papel ya tuvieron más difusión, aunque naturalmente entre las altas clases privilegiadas. De este modo se hacen multitud de libros, sin que se abandone, naturalmente, el pergamino, pues sobre esta clase de materia se pintan por artistas maravillosas miniaturas de vivos colores de tal belleza e intensidad, que muchos de estos libros los conservan las actuales grandes bibliotecas, como verdaderas joyas, más valiosas que el oro y las piedras preciosas mejor talladas. Yo he tenido con verdadera emoción varios de estos libros en mis manos. Algunos códices árabes de la biblioteca de El Escorial y la magnífica Historia natural, de Alberto Magno, códice del siglo XIII existente en la Universidad de Granada, con el cual me he pasado horas enteras, sin poder apartar mis ojos de aquellas pinturas de animales, ejecutadas con pinceles más finos que el aire, donde los colores azules y rosas y verdes y amarillos se combinan sobre fondos hechos con panes de oro.

Pero el hombre pedía más. La humanidad empujaba misteriosamente a unos cuantos hombres para que abrieran con sus hachas de luz el bosque tupidísimo de la ignorancia. Los libros, que tenían que ser para todos, eran por las circunstancias objetos de lujo, y sin embargo son objetos de primera necesidad. Por las montañas y por los valles, en las ciudades y a las orillas de los ríos, morían millones de hombres sin saber qué era una letra. La gran cultura de la Antigüedad estaba olvidada y las supersticiones más terribles nublaban las conciencias populares.

Se dice que el dolor de saber abre las puertas más difíciles, y es verdad. Este ansia confusa de los hombres movió a dos o tres a hacer sus estudios, sus ensayos, y así apareció en el siglo XV, en Maguncia de Alemania, la primera imprenta del mundo. Varios hombres se disputan la invención, pero fue Gutenberg el que la llevó a cabo. Se le ocurrió fundir en plomo las letras y estamparlas, pudiendo así reproducir infinitos ejemplares de un libro. ¡Qué cosa más sencilla! ¡Qué cosa más difícil! Han pasado siglos y siglos, y sin embargo no ha surgido esta idea en la mente del hombre. Todas las claves de los secretos están en nuestras manos, nos rodean constantemente pero sin embargo, ¡qué enorme dificultad para abrir las puertecitas donde viven ocultos!

En las materias de la naturaleza se encuentran, sin duda, los lenitivos de muchas enfermedades incurables, ¿pero qué combinación es la precisa, la justa, para que el milagro se opere? Pocas veces en la historia del mundo hay un hecho más importante que éste de la invención de la imprenta. De mucho más alcance que los otros dos grandes hechos de su época: la invención de la pólvora y el descubrimiento de América. Porque si la pólvora acaba con el feudalismo y da motivo a los grandes ejércitos y a la formación de fuertes nacionalidades antes fraccionadas por la nobleza, y el nacimiento de América da lugar a un desplazamiento de la historia a una nueva vida y termina con un milenario secreto geográfico, la imprenta va a causar una revolución en las almas, tan grande que las sociedades han de temblar hasta sus cimientos. Y sin embargo ¡con qué silencio y qué tímidamente nace! Mientras la pólvora hacía estallar sus rosas de fuego por los campos, y el Atlántico se llenaba de barcos que con las velas henchidas por el viento iban y venían cargados de oro y materiales preciosos, calladamente en la ciudad de Amberes, Cristóbal Plantino establece la imprenta y la librería más importante del mundo, y ¡por fin!, hace los primeros libros baratos.

Entonces los libros antiguos, de los que quedaban uno o dos o tres ejemplares de cada uno, se agolpan en las puertas de las imprentas y en las puertas de las casas de los sabios pidiendo a gritos ser editados, ser traducidos, ser expandidos por toda la superficie de la tierra. Éste es el gran momento del mundo. Es el Renacimiento. Es el alba gloriosa de las culturas modernas con las cuales vivimos.

Muchos siglos antes de esto que cuento, después de la caída del imperio romano, de las invasiones bárbaras y el triunfo del cristianismo, tuvo el libro su momento más terrible de peligro. Fueron arrasadas las bibliotecas y esparcidos los libros. Toda la ciencia filosófica y la poesía de los antiguos estuvieron a punto de desaparecer. Los poemas homéricos, las obras de Platón, todo el pensamiento griego, luz de Europa, la poesía latina, el Derecho de Roma, todo, absolutamente todo. Gracias a los cuidados de los monjes no se rompió el hilo. Los monasterios antiguos salvaron a la humanidad. Toda la cultura y el saber se refugió en los claustros donde unos hombres sabios y sencillos, sin ningún fanatismo ni intransigencia (la intransigencia es mucho más moderna), custodiaron y estudiaron las grandes obras imprescindibles para el hombre. Y no solamente hacían esto, sino que estudiaron los idiomas antiguos para entenderlos y así se da el caso de que un filósofo pagano como Aristóteles influya decisivamente en la filosofía católica. Durante toda la Edad Media los benedictinos del monte Athos recogen y guardan infinidad de libros y a ellos les debemos conocer casi las más hermosas obras de la humanidad antigua.

Pero empezó a soplar el aire puro del Renacimiento italiano y las bibliotecas se levantan por todas partes. Se desentierran las estatuas de los antiguos dioses, se apuntalan los bellísimos templos de mármol, se abren academias como la que Cosme de Médicis fundó en Florencia para estudiar las obras del filósofo Platón, y en fin el gran papa Nicolás v enviaba comisionistas a todas las partes del mundo para que adquirieran libros y pagaba espléndidamente a sus traductores.

Pero con ser esto magnífico, el paso grande lo daba el editor Cristóbal Plantino en Amberes. Era de aquella casita con su patinillo cubierto de hiedras y sus ventanas de cristales emplomados, de donde salía la luz para todos con el libro barato y donde se urdía una gran ofensiva contra la ignorancia que hay que continuar con verdadero calor, porque todavía la ignorancia es terrible y ya sabemos que donde hay ignorancia es muy fácil confundir el mal con el bien y la verdad con la mentira.

Naturalmente, los poderosos que tenían manuscritos y libros en pergamino, se sonrieron del libro impreso en papel como cosa deleznable y de mal gusto que estaba al alcance de todos. Sus libros estaban ricamente pintados con adornos de oro y los otros eran simples papeles con letras. Pero a mediados del siglo XV y gracias a los magníficos pintores flamencos, hermanos Van Eyck, que fueron también los primeros que pintaron con óleo, aparece el grabado y los libros se llenaron de reproducciones que ayudaban de modo notable al lector. En el siglo XVI, el genio de Alberto Durero lo perfeccionó y ya los libros pudieron reproducir cuadros, paisajes, figuras, siguiéndose perfeccionando durante todo el XVII para llegar en el siglo XVIII a la maravilla de las ilustraciones y la cumbre de la belleza del libro hecho con papel.

El siglo XVIII llega a la maravilla en hacer libros bellos. Las obras se editan llenas de grabados y aguafuertes, y con un cuidado y un amor tan grandes por el libro que todavía los hombres del siglo XX, a pesar de los adelantos enormes, no hemos podido superar.

El libro deja de ser un objeto de cultura de unos pocos para convertirse en un tremendo factor social. Los efectos no se dejan sentir. A pesar de persecuciones y de servir muchas veces de pasto a las llamas, surge la Revolución Francesa, primera obra social de los libros.

Porque contra el libro no valen persecuciones. Ni los ejércitos, ni el oro, ni las llamas pueden contra ellos; porque podéis hacer desaparecer una obra, pero no podéis cortar las cabezas que han aprendido de ella porque son miles, y si son pocas ignoráis dónde están.

Los libros han sido perseguidos por toda clase de Estados y por toda clase de religiones, pero esto no significa nada en comparación con lo que han sido amados. Porque si un príncipe oriental fanático quema la biblioteca de Alejandría, en cambio Alejandro de Macedonia manda construir una caja riquísima de esmaltes y pedrerías para conservar La Ilíada, de Homero; y los árabes cordobeses fabrican la maravilla del Mirahb de su mezquita para guardar en él un Corán que había pertenecido al califa Omar. Y pese a quien pese, las bibliotecas inundan el mundo y las vemos hasta en las calles y al aire libre de los jardines de las ciudades.

Cada día que pasa las múltiples casas editoriales se esfuerzan en bajar los precios, y hoy ya está el libro al alcance de todos en ese gran libro diario que es la prensa, en ese libro abierto de dos o tres hojas que llega oloroso a inquietud y a tinta mojada, en ese oído que oye los hechos de todas las naciones con imparcialidad absoluta; en los miles de periódicos, verdaderos latidos del corazón unánime del mundo.

Por primera vez en su corta historia tiene este pueblo un principio de biblioteca. Lo importante es poner la primera piedra, porque yo y todos ayudaremos para que se levante el edificio. Es un hecho importante que me llena de regocijo y me honra que sea mi voz la que se levante aquí en el momento de su inauguración, porque mi familia ha cooperado extraordinariamente a la cultura vuestra. Mi madre, como todos sabéis, ha enseñado a mucha gente de este pueblo, porque vino aquí para enseñar, y yo recuerdo de niño haberla oído leer en alta voz para ser escuchada por muchos. Mis abuelos sirvieron a este pueblo con verdadero espíritu y hasta muchas de las músicas y canciones que habéis cantado han sido compuestas por algún viejo poeta de mi familia. Por eso yo me siento lleno de satisfacción en este instante y me dirijo a los que tienen fortuna pidiéndoles que ayuden en esta obra, que den dinero para comprar libros como es su obligación, como es su deber. Y a los que no tienen medios, que acudan a leer, que acudan a cultivar sus inteligencias como único medio de su liberación económica y social. Es preciso que la biblioteca se esté nutriendo de libros nuevos y lectores nuevos y que los maestros se esmeren en no enseñar a leer a los niños mecánicamente, como hacen tantos por desgracia todavía, sino que les inculquen el sentido de la lectura, es decir, lo que vale un punto y una coma en el desarrollo y forma de una idea escrita.

Y ¡libros!, ¡libros! Es preciso que a la bibliotequita de la Fuente comiencen a llegar libros. Yo he escrito a la editorial de la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde yo he estudiado tantos años, y a la Editorial Ulises, para ver si consigo que manden aquí sus colecciones completas, y desde luego, yo mandaré los libros que he escrito y los de mis amigos.

Libros de todas las tendencias y de todas las ideas. Lo mismo las obras divinas, iluminadas, de los místicos y los santos, que las obras encendidas de los revolucionarios y hombres de acción. Que se enfrenten el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, obra cumbre de la poesía española, con las obras de Tolstói; que se miren frente a frente La ciudad de Dios de San Agustín con Zaratustra de Nietzsche o El capital de Marx. Porque queridos amigos, todas estas obras están conformes en un punto de amor a la humanidad y elevación del espíritu, y al final, todas se confunden y abrazan en un ideal supremo.

Y ¡lectores!, ¡muchos lectores! Yo sé que todos no tienen igual inteligencia, como no tienen la misma cara; que hay inteligencias magníficas y que hay inteligencias pobrísimas, como hay caras feas y caras bellas, pero cada uno sacará del libro lo que pueda, que siempre le será provechoso, y para algunos será absolutamente salvador. Esta biblioteca tiene que cumplir un fin social, porque si se cuida y se alienta el número de lectores, y poco a poco se va enriqueciendo con obras, dentro de unos años ya se notará en el pueblo, y esto no lo dudéis, un mayor nivel de cultura. Y si esta generación que hoy me oye no aprovecha por falta de preparación todo lo que puedan dar los libros, ya lo aprovecharán vuestros hijos. Porque es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y que éste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida.

Los padres luchan por sus hijos y por sus nietos, y egoísmo quiere decir esterilidad. Y ahora que la humanidad tiende a que desaparezcan las clases sociales, tal como estaban instituidas, precisa un espíritu de sacrificio y abnegación en todos los sectores, para intensificar la cultura, única salvación de los pueblos.

Estoy seguro que Fuente Vaqueros, que siempre ha sido un pueblo de imaginación viva y de alma clara y risueña como el agua que fluye de su fuente, sacará mucho jugo de esta biblioteca y servirá para llevar a la conciencia de todos nuevos anhelos y alegrías por saber. Os he explicado a grandes trazos el trabajo que ha costado al hombre llegar a hacer libros para ponerlos en todas las manos. Que esta modesta y pequeña lección sirva para que los améis y los busquéis como amigos. Porque los hombres se mueren y ellos quedan más vivos cada día, porque los árboles se marchitan y ellos están eternamente verdes y porque en todo momento y en toda hora se abren para responder a una pregunta o prodigar un consuelo.

Y sabed, desde luego, que los avances sociales y las revoluciones se hacen con libros y que los hombres que las dirigen mueren muchas veces como el gran Lenin de tanto estudiar, de tanto querer abarcar con su inteligencia. Que no valen armas ni sangre si las ideas no están bien orientadas y bien digeridas en las cabezas. Y que es preciso que los pueblos lean para que aprendan no sólo el verdadero sentido de la libertad, sino el sentido actual de la comprensión mutua y de la vida.

Y gracias a todos. Gracias al pueblo, gracias en particular a la agrupación socialista que siempre ha tenido conmigo las mayores deferencias, y gracias a vuestro alcalde, don Rafael Sánchez Roldán, hombre benemérito, verdadero y leal hijo del trabajo, que ha adquirido por su propio esfuerzo ilustración y conciencia de su época, y merced al cual es hoy un hecho esta biblioteca pública.

Y un saludo a todos. A los vivos y a los muertos, ya que vivos y muertos componen un país. A los vivos para desearles felicidad y a los muertos para recordarlos cariñosamente porque representan la tradición del pueblo y porque gracias a ellos estamos todos aquí. Que esta biblioteca sirva de paz, inquietud espiritual y alegría en este precioso pueblo donde tengo la honra de haber nacido, y no olvidéis este precioso refrán que escribió un crítico francés del siglo XIX: «Dime qué lees y te diré quien eres».

He dicho.

Fuente: Cervantes Virtual

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viernes, 16 de agosto de 2024

"Ahora la humanidad carece de ocios" (La Resistencia) | Ernesto Sábato


"Ahora la humanidad carece de ocios, en buena parte porque nos hemos acostumbrado a medir el tiempo de modo utilitario, en términos de producción. Antes los hombres trabajaban a un nivel más humano, frecuentemente en oficios y artesanías, y mientras lo hacían conversaban entre ellos. Eran más libres que el hombre de hoy que es incapaz de resistirse a la televisión. Ellos podían descansar en las siestas, o jugar a la taba con los amigos. De entonces recuerdo esa frase tan cotidiana en aquellas épocas: “Venga, amigo, vamos a jugar un rato a los naipes, para matar el tiempo, no más”, algo tan inconcebible para nosotros. Momentos en que la gente se reunía a tomar mate, mientras contemplaba el atardecer, sentados en los bancos que las casas solían tener al frente, por el lado de las galerías. Y cuando el sol se hundía en el horizonte, mientras los pájaros terminaban de acomodarse en sus nidos, la tierra hacía un largo silencio y los hombres, ensimismados, parecían preguntarse sobre el sentido de la vida y de la muerte". - Ernesto Sabato, La resistencia.

Vídeo "La resistencia (Ernesto Sabato) - Fragmento | Audiotextos " de de minutos

Link: https://www.youtube.com/watch?v=W3C-VSACBjM

Audiolibro completo "La Resistencia": https://www.youtube.com/watch?v=bbRe-Xx2NU4

jueves, 1 de agosto de 2024

La gente débil crea los tiempos difíciles

 


 “Hard times create strong men, strong men create good times, good times create weak men, and weak men create hard times.” 
G. Michael Hopf, Those Who Remain

Trad: Los tiempos difíciles forjan hombres fuertes, los hombres fuertes crean buenos tiempos, los buenos tiempos crean hombres débiles, los hombres débiles crean los tiempos difíciles.

(c) Text G. Michael Hoof, Those Who Remain
(c) Infografia: autor desconegut trobada a Internet