Se agolpaban en una jaula de escaso tamaño o tal vez eran demasiados. Estaban obligados a convivir en el diminuto espacio a pesar de venir de sitios diversos. Se hacinaban hombres y mujeres, niños, jóvenes y viejos. Sólo tenían en común la derrota, el miedo y un futuro incierto. Su enemigo era mucho más temible y poderoso. Su situación era la mejor prueba. Apareció una figura que vestía diferente, de un color como de sangre. Muchos de ellos creyeron que había llegado su hora. El hombre llevaba un objeto extraño en la mano. Pronunció unas palabras:
—Dios bendiga a estas criaturas ignorantes de tu infinita bondad y les proteja en la travesía. Amén —les salpicó con algo parecido a agua.
—¿Los podemos embarcar ya? —preguntó el otro jefe.
—No tienen alma. Estas bestias no están bautizadas. Yo sólo he bendecido la carga. Cuando lleguen a puerto deberían al menos bautizarlos si tienen que tocar los bienes de los blancos.
—Como usted diga así se hará —respondió jefe de los negreros— en cuanto atraquemos en Puerto Príncipe.
© Manel Aljama (agosto 2009)
Fuente Ilustración: Internet
Que triste que haya seres humanos que opinen eso de otros seres humanos.
ResponderEliminarLa foto que has cogido es muy emotiva, además a mi de da la sensación de son puras almas y mu muy bellas
Un beso manel
Manel nos has dado una buena bofetada, aunque suene vulgar, "en toda la jeta".
ResponderEliminarParece que no han cambiado mucho las cosas o ¿será que se olvidaron de bautizarlos?.
Si total no tienen alma...
Como las mujeres que tardamos en hacernos merecedoras.
Bicos.
Y así llegaban, peor que ganado, su vida no valía más que el peso de sus carnes, y a veces ni eso. Llegaron en tropel a un lugar que los maltrató y en el que más adelante se levantaron, provocando la mayor revuelta de todas las conocidas. Pero esa es otra historia.
ResponderEliminarMuy bueno Manel, la aparición del obispo da el punto surrealista a la realidad que les tocó vivir a los pobres.
Besos.
Carmen
Como siempre; metiendo el dedo en la llaga de la historia. Haces bien, no se debe olvidar lo obsceno de algunas actitudes humanas del pasado.
ResponderEliminarUn viaje terrible debió ser aquel, y otros muchos, miedo e incertidumbre; desesperanza.
Es curioso como cambiamos con la civilización; ahora los descendientes de aquellas pobres víctimas no son mejores que los que les llevaron hasta allí. Esta mañana he escuchado en la radio que la ONU ha decidido repartir la ayuda internacional sólo a las mujeres porque es bien sabido que allí, desde tiempo inmemorial, existe un sistema de matriarcado en las familias ya que los hombres, tradicionalmente, no cumplen con sus obligaciones paternas y se desentienden de sus familias, casi siempre numerosas. Al final las victimas siempre son las mismas: las mujeres y niños.
Fuerte Manuel...demasiado fuerte, pero a veces los hombres, los poderosos, los que quieren ser los dueños del mundo, parece que se quedaran sin alma
ResponderEliminarFelicidades
Un gran abrazo
Stella
Hola Manuel:
ResponderEliminarMuchos hombres sin alma quedan en este mundo, sin escrupulos, dispuestos a alcanzar el poder, sin importar el precio. Crudo relato, pero ya se sabe,
que la realidad, siempre supera la ficción.
Gracias por tu visita y por tu comentario, a mi que me gustan las historias, porque me hacen reflexionar, tomo asiento para seguirte siempre que me sea posible.
Un verdadero placer leerte.
Un abrazo
Breve y hermoso relato que desnuda en pocas palabras la estupidez humana y el dolor de los debiles. Besos tía Elsa.
ResponderEliminar!Que duro tu relato!, tremendo, cruel... ya lo vaticinaba la foto de la entrada.
ResponderEliminarSé que así sucedía cuando la esclavitud y que así actuaban los negreros, la sociedad blanca en general y la iglesia en particular, la historia está plagada de documentos que lo demuestran, pero el hecho de no haber sido uno mismo el actor de esa escena no le quita dolor ni repugnancia al acto, a la representación de embarcar a cientos, miles de hombres como mercancia humana, sin dignidad ninguna, sin alma, como el título del relato, hacinados como animales en una jaula pequeña, muertos de miedo... y el obispo, vestido con boato esparciendo agua bendita para la carga, sin el más mínimo sentimiento de caridad, mucho menos de empatía, total no estaban bautizados, como siempre, la Iglesia dando más valor a las formas que al fondo, no viendo lo esencial, como siempre del lado de los vencedores.
Hemos avanzado de entonces ahora, es verdad, pero ¿hemos avanzado lo suficiente?
Muy duro tu relato Manel, aunque te revuelva las entrañas, y, muy bien descrito, como siempre, muy bien.
Un besote de los gordos
Pellizco a la historia para que nos e os olvide.
ResponderEliminarLo malo es que ahora es mas o menos lo mismo pero de forma mas sutil y sibilina, que ya es penoso.
y alma... ya no tenemos ninguno.
bss
Lo triste de este cuento-realidad, por no decir monográfico de lo que es y ha sido el ser humano, es que aún sigue viva la esclavitud, el racismo, la explotación... inclusos entre mismas razas y direntes etnias.
ResponderEliminarEl nombre de Dios, es el papel sin firma para todo tipo de aberraciones.
Corto y concreto.
Un cordial saludo.
Quien puede decir de otra persona que no tiene alma? Sólo un desalmado.
ResponderEliminarSaludos, majete.
y pensar que si hay hombres así... sin alma, buen blog, te sigo un saludo.
ResponderEliminarQué duro que la carga sea más importante que los humanos, pero lo pintas con toda su crudeza. Doloroso relato. Un saludo afectuoso
ResponderEliminarCuánto ha hecho el hombre para someter al hombre. Duro, real y con un futuro incierto en la actualidad. Un abrazo.
ResponderEliminarNo tienen alma porque precisamente
ResponderEliminarel hombre es el que se la quita.
que tengas una feliz semana.
Todo sucede a un tiempo, pasado, presente,.futuro... pienso que recordar es algo esencial, siempre que no genere odios, si comprensión o algo que se asemeje, seguimos siendo primitivos. Todos somos responsables de todo si hay un ser que maltrata a otro es porque los demás lo permitimos. Nos hacemos los sordos, ciegos, mudos.
ResponderEliminarPrimitivos eso somos
Besos y amor
je
Toñi: Bienvenida y gracias por dejar tu opinión y tu sentimiento.
ResponderEliminarFonsilleda: No era intención abofetear, pero si es para remover conciencias, ojalá sirva para algo.
Carmen: Gracias por tu elogio, por tus palabras y por ser tú.
Andrés: Tienes razón, los descendientes de los negreros no son mejores.
stella: Salió así, es una metáfora, quien no tiene alma es el negrero que se ayuda de la iglesia.
Cele: El placer es mutuo, me gusta leer tus aportaciones.
tia elsa: Acertadas tus palabras, vas al grano y no como mi texto :)
apm: Gracias por todo, me haces enrojecer.
froiliuba: Es cierto, lo mismo de otra forma.
Chajaira: en nombre de una deidad se ha hecho de todo.
Entrellat: Buena tu pregunta paradójica.
Sabina: Bienvenida. Yo también te seguiré.
RosaMaría: Es un fresco tomado de la realidad.
Alma: El hombre somete al hombre.
RMC: Una observación tan acertada como la de Entrellat.
sedemiusque: Has dado en el clavo pues se llama "mirar para otro lado.
Palabras justas para un momento injusto. Buen trabajo Manel.
ResponderEliminarAsi como un golpe certero es tu cuento; corto y justo con lo necesario para contar la aberrante naturaleza del hombre; de muchos que se escudan con la fe y sus creencias.
ResponderEliminaruna triste realidad
: ) un saludo amigo
Duro, muy duro. Difiere poco de algunos hechos de nuestra época. Tienes un estilo fenomenal. Beso
ResponderEliminarYo andaba ausente por este rinconcito, que espero ponerme al día, scusi.
ResponderEliminarAberrante historia la que nos cuentas...y como siempre la iglesia errando y discriminando.
besitos
soni
¿Sabes? Durante unos segundos he creído que tratabas el tema de las pateras... En el fondo, es casi lo mismo, ¿verdad? Otra forma de sentirse sin alma.
ResponderEliminarY tú lo relatas con una maestría que... estás allí y lo vives en directo.
Besos.
AME