El hombre miraba desde la ventanaza, escondido tras una difusa cortina, en compañía quizás de su única y última garrafa de agua desinfectada. Se sentía extraño, inquieto, pero sin miedo o tal vez no sabía qué era eso del temor. Refugiado en los mejores laboratorios nunca había sentido mayor pánico que el que se siente ante un posible error en los experimentos. De tanto en tanto miraba el envase. Sí, todavía estaba lleno. Todavía se podía beber antes de que fuese demasiado tarde. Apartó el trapo y se alzó con cuidado. Estaba en un segundo piso pero no quería correr mayores riesgos. Aquellos seres de tez más pálida y cetrina, vestidos con monos oscuros y que vagaban por la calle como autómatas sin rumbo, le intimidaban como nunca antes lo habían hecho. Lamentarse no serviría de nada También era tarde y no quedaba otra oportunidad para reparar el error. Tenía que haberlo previsto antes. Pero siempre fue poco exigente consigo mismo. Era consciente de que si le descubrían, sería su fin. Pero cada vez que miraba la garrafa sentía escalofríos. No sabía qué sucedería primero, si su captura o la consumición del líquido. Tenía aún una pequeña y exigua esperanza de no ser descubierto nunca. Eso facilitaría las cosas a la posteridad. Le daría un halo de misterio a la catástrofe. Nunca se sabría a ciencia cierta qué ocurrió. Poco a poco se fue alzando y ya tenía el rostro al descubierto, por encima del antepecho de la ventana. De repente uno de los caminantes reparó en su faz. Los ojos rasgados de aquel ser se encontraron con los suyos. Como un acto reflejo se agachó lo más rápido que pudo. Pero con tan mala fortuna que su pierna golpeó la vasija de manera fatal. El agua, no contaminada empezó a derramarse por el suelo. Se volcó sobre el charco y, de rodillas y apollado en sus manos, empezó a lamerlo. La madera absorbía el agua con más rapidez que su poco avezada lengua. Con esas gotas desperdiciadas se acaba la raza blanca. Maldecía que le hubiesen encargado exterminar a todos los asiáticos del planeta usando el agua de la bebida. Un error con el ADN indicado, pensaba, era un riesgo posible.
© Manel Aljama (octubre 2009)
Buena mezcla de Huxley, Poe y Cortázar y a saber cuantos y cuantas más.
ResponderEliminarHe comenzado un poco encogida y he terminado enrollada de todo.
¡Muy bien!.
Bicos.
Me recuerda a esas pelis en las que un virus engendrado por un científico, americano por supuesto, se escapa y zas!! a aquella peli de Charlton Heston cuyo nombre no recuerdo ya.
ResponderEliminarLo cierto es que aparte de ser ficción, me temo que juegan con eso cada día, esperemos que no nos toque , jejeje.
Bss Manel , un placer regresar a tu casa.
O sea que le salió el tiro por la culata; debía exterminar a la raza asiática manipulando el agua potable y se equivocó de ADN, por lo que el único superviviente de raza blanca era él. Me alegro de que se le derramara la última garrafa de agua desinfectada; por chapucero.
ResponderEliminar... interesante relato.. un placer y un Lujazo leerte....
ResponderEliminar♥... Quiero que el espíritu de la Navidad haga
de cada deseo la mas hermosa flor
de cada lagrima una sonrisa
de cada dolor la mas brillante estrella
y de cada corazón una dulce y tierna morada
para recibir el amor.
FELIZ NAVIDAD
un Beso sincero unido a mi Cariño.
Carmen
Manel, tu relato es un pelín angustiante, tétrico, sombrío... un cuento de terror real que bien pudiera suceder... un error en el ADN que extermine la raza blanca, incluido a él, porque para tener a semejante imbecil mejor que el agua no contaminada se desperdicie y sea absorvida toda por el suelo.
ResponderEliminarBuen relato y muy bien contado
Un besote, por supuestisimo, de los muy gordos
En estas fechas tan entrañables deseo pases
ResponderEliminarunas felices fiestas con tus familiares,
y que se cumplan tus deseos.
Felices fiestas
Feliz Navidad
Feliz año 2010
Un abrazo
RMC
Manuel se que estos dias vemdrán para ti cargaqditos de ventura, tanta como sabes te deseo desde lomas profundo del corazón
ResponderEliminarIm gram abtrazo
Un relato impactante, que podría ser real. Se ha especulado bastante con la pasibilidad de que la Gripe A se haya escapado o lanzado de o desde un laboratorio americano cercano a Méjico, que fue donde empezó.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Qué bueno Manel! En un futuro posible lo del agua se podría llega a agudizar,mientras tanto brindo con un buen cava a tu salud. Qué seas feliz
ResponderEliminarLa historia demostrados que quine planea destruir a otros termina por destruirse a sí mismo.
ResponderEliminarMuy bien llevada la historia, al principio estaba un poco perdida, pero enseguida me enganché con la trama y hasta el final. Un giro de tuerca en tu forma de escribir que me gusta.
ResponderEliminarBesos.
Carmen
Qué terrible llegar a pensar en un mundo como ese. Aunque pensándolo bien, ¿dónde está la diferencia entre tu inquietante relato y los "ataques preventivos" de los Estados Unidos?
ResponderEliminarAbrazos, majete.
Fran
FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!
ResponderEliminarbesotes gordos. muaks!!!! y que tus sueños se cvumplan ( bueno , casi todos eh)
De vacaciones todavía o escarbando en tu privilegiada mente nuevas aventuras? Espero. Besos
ResponderEliminarAngustiosa situación que da que pensar. ¿Llegará? Pues por qué no dada la situación galopante que estamos viendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, tocayo.
Releo y me recreo en el suspenso creado. Espero que estés bien. Besos.
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