Cuando Klark recuperó la consciencia apenas podía moverse dentro de su traje de astronauta. Giró la cara, no sin mucho esfuerzo. Quería comprobar si aún estaban allí. Desde que Louis, el copiloto, le confesó la aventura que había tenido con Lisa, todo habían sido desgracias. La pelea de colegio dentro del exiguo habitáculo no fue una buena solución. El aterrizaje fue aún peor. Pensaba que quizá el repertorio de desgracias empezó cuando le nombraron a él comandante de la expedición en detrimento de Louis. Se habían descargado las baterías de reserva, las que eran vitales para despegar. Buena parte del instrumental estaba inservible y el copiloto había fallecido al golpearse con un panel solar nada más descender de la nave sin su casco reglamentario. Eso es lo que Clark consignó en la bitácora. Él estaba allí todavía tendido, despierto, tras el aturdimiento que le sobrevino al sufrir el ataque de aquellas diminutas e incontables criaturas verdes. Seguía sintiendo un intenso dolor en las piernas pero confiaba en alcanzar el módulo y encontrar un botiquín de emergencia intacto. Por fortuna el protector de fibra no se empañaba con el halo de su respiración. Hizo un esfuerzo por mover sus brazos para poder incorporarse. El dolor de sus piernas era cada vez más intenso. No lo podía entender, ya no las tenía. Aquellas criaturas habían devorado sus miembros inferiores y habían sido capaces de suturar las heridas y cerrar el traje presurizado. El oxígeno se le estaba acabando. Pensaba en Lisa, pensaba que todos le habían engañado.
© Manel Aljama (julio 2010)
Foto del film "Phantom Planet" (1961) Distribuida por American International Pictures y ahora, al parecer de dominio público.
Publicado con anterioridad en el número 104 de la revista miNatura (revista digital de lo breve y lo fantástico). Se puede descargar desde aquí: http://minaturasoterrania-monelle.blogspot.com/2010/09/revista-digital-minatura-104.html
Más información: http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/2010/09/09/revista-digital-minatura-104
¡Se va a morir! maldita Lisa!! Manel: besos para tí
ResponderEliminarNo querría yo verme en la situación de Klark, a pesar de la gran simpatía que despiertan en mí cualquier tipo de hombrecillos de cualquier color, más si son verdes.
ResponderEliminarNo sé si nació antes la imagen que el micro, es la duda que me queda porque aquella es fantástica para éste.
Se te echaba en falta aquí.
Bicos.
Fantástico micro
Sensación de angustia la que me da. Quisiera creer que se trata solamente de una pesadilla que tuvo Clark... y nada más. Y su querida Lisa duerme a su lado tranquilamente y le es fiel. Ah! y Clark no es astronauta; es sastre.
ResponderEliminarTe dejo muchos saludos querido Manel.
!Que relato más salvaje!, la verdad Manel es que a mi los marcianos, jupiterinos, plutonianos o quien sea de allende las galaxias estelares, ya como que me mola, ahora bien, eso de que te coman las piernas en crudo y en vivo, la verdad es que me deja cuajá... !joder pobre hombre, con lo que debe de doler que te coman a bocaos vivos las piernas, y encima él, pensando en su mujer y los cuernos... que desgraciaito!, enfín, que el relato impacta, sobre todo por el momento en el que has decidido terminarlo, y claro, dejado justo ahí es imposible la indiferencia.
ResponderEliminarPara mí, y dicho que estoy a favor de "los comedores de piernas", voy a pensar que si pueden comer y suturar y presurizar, también seguramente podrán reponer miembros, ánimos, aptitudes y demás.
Mil besitos gordis
Desde luego el muchacho estaba bien jodido, y de pasar un mal rato... ¡tela!.
ResponderEliminarLas relaciones humanas, siempre es eso lo que complica todo, incluso en el "espacio". Los celos, la envidia y todo eso que tu reflejas tan bien en tu texto, no hacen otra cosa que estropear lo que podría haber sido un remanso de paz.
ResponderEliminarBuen texto, buena reflexión.
Abrazos, Manel.
Estoy muy flojo últimamente y viajo poco, pero este viaje al dolor, me ha resultado placentero.
ResponderEliminarLo asomo a mi ventana.
Un abrazo desde el Sur
Analítico hasta los últimos momentos, al final los más piadosos fueron los hombrecillos verdes. Seguro que no muere pues le insuflarán oxígeno, para seguir con los brazos en un nuevo ataque de hambre, y así hasta el fin.
ResponderEliminarBesos amigo, tu imaginación a tope.
Terrorífico!!! espero que sólo sea una pesadilla. Excelente tu relato. Besos tía Elsa.
ResponderEliminarHola Manel. Me ha encantado tu relato. Me doy cuenta de lo requete bien que estoy, comparado con Klark. Eso es dolor por todas partes eh!!
ResponderEliminarBesos
He disfrutado tu relato Manuel, hacia que no te visitaba querido amigo
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Hacía tiempo que no te lei y hoy que dispongo de tiempo, vengo y me encuentro con esto.....
ResponderEliminarTiene que ser una sensación horripilante, así se le quitan a una las ganas de saber si hay vida en otro lugar, prefiero permanecer entera.
Un besazo y trataré de visitarte mas a menudo
Hola, Manel
ResponderEliminarMe encantan tus escritos, son muy interesantes y dignos de reflexión.
Un abrazo
Qué horror! Qué angustia!
ResponderEliminarNo creo en las criaturillas verdes que comen miembros inferiores y cosen trajes espaciales, prefiero pensar que todo es producto de la falta de oxigeno o en su defecto una terrible pesadilla por cenar en abundancia antes de ir a la cama.
Gracias Manel, como siempre ha sido un placer leerte.