sábado, 25 de junio de 2011

Fiesta Mayor


Nada más subir a la tarima para calentar los instrumentos me abandona la sensación de desasosiego. El ambiente no está frío sino más bien ultracongelado. El gentío es de lo más variopinto: jovenzuelos imberbes con ganas de ir a la disco mostrando su disgusto por tener que estar allí, niñas que se empiezan a poner algodones en el sujetador para competir con la hermana mayor que también está a regañadientes, abuelos raquíticos más sordos que cegatos o viceversa, y el resto, gente de mediana edad que bien no tiene segunda residencia porque si no se habría marchado o porque no le llega el dinero o ambas cosas. ¡A ver quién levanta el ánimo a este público! Los de la comisión de fiestas que más bien parecen empleados del tanatorio nos han pagado con un talón. ¡Ojalá tenga fondos! Mientras digo el clásico “sí”, “ya” en el micrófono, sigo obsesionado en encontrar la diferencia entre un entierro de tercera y la patulea que está congregada ante el escenario. Habrá que encomendarse a Baco y que obre su milagro. Rasgueo un poco mi guitarra imitación Fender. Por fin llegan el del teclado y la vocalista que estaban tardando demasiado. Menos mal que ella lleva un vestido lo suficientemente corto como para que los abueletes recuperen su agudeza visual aunque sus santas pondrán inevitablemente una mueca de entre asco, envidia y desaprobación. El bajista hace rato que está. El chaval va a sueldo y claro, quiere empezar pronto y acabar aún más pronto. Con un poco de suerte es capaz de hacer dos bolos por día. ¡Una locura!
Parece que la gente se ha dado cuenta que existimos. Se enciende la luz y suena algún chiflido en el fondo. Vamos allá: “Paseando mi soledad, Por la playa de Marbella. Yo te vi Cartagenera, luciendo tu piel morena”. Mientras la cantante intenta menear las caderas con gracia veo que nadie se lanza a bailar. ¡Podrían regalar la bebida! Ahora en cuanto acabe este tema tendré que saludar a este pueblo... ¿o era un barrio? ¡¡No me acuerdo!! Bueno, largaré un discurso de esos y alguien me lo chivará. Ha funcionado, si es que esto es como una booomba, sí, empezamos a decir, “todo el mundo una mano en la cabeza, un movimiento sexy, una mano en la cintura” y dentro de un rato a ponernos los cuernos del “venao”, “no haga caso esa jugada, son rumores, son rumores”. ¡Qué bien controla el de la trompea! En cuanto que acabe “Sueño su boca” me tocará hacer un chiste machista y facilón. ¡A ver si por lo menos se pican! Si todo va bien, haré “que la detengan es una mentirosa” y luego les preguntaré “Mami qué será lo que quiere el negro”. Antes del descanso nos encomendaremos al tiburón.
¡Vaya ya se han puesto a bailar unas cuantas parejas descompensadas y torponas! Son los del cursillo de baile de salón que lo hacen más para dar envidia que para lucirse, pero si no fuera por ellos no se levantaba la fiesta. Voy a complacerlos, dejo al de los teclados con sus habilidades chocolateras. Tenemos diez o doce minutos de pasodoble valenciano. Efectivamente, en cuanto suena “chocolateeeero”, se levantan hasta los tullidos. Bueno, a estos últimos los han empujado. Observo la espléndida espalda de Susana la vocalista, ese vestido le sienta muy bien; el teclista no tiene mal gusto. No sé cuánto tiempo nos durará. La última nos dejó a media gira por otra orquesta más importante. Se acabó el agua, se acabó la cerveza y el estómago sigue vacío. Nos queda la segunda parte. Vamos por un popurrí:  "El orangután y la orangutana", y “Cartagenera, tu boca, Como guayaba madura. Cartagenera, tus ojos, en mi recuerdo perduran.”; “Uepa,,, Guata negui consum. Yupi pa ti, yupi pa ti, toma...” No pares sigue sigue... Atacamos los italianos, será porqué te amo. Los del baile de salón ya dan muestra de cansancio. Esos tacones de aguja a según qué edades son dañinos. Les daremos alguna lenta para que respiren. Los de la comisión de entierros, digo de festejos ya no están. Seguro que hace rato que roncan delante de la tele. A ver si hay suerte y sólo tenemos que hacer un bis.

© Manel Aljama (junio 2010)

6 comentarios:

  1. En este ejercicio he tratado de ponerme en la piel de una de tantas y tantas orquestas que intentan llevar cada año un poco de música a esa plaza que cada vez tiene menos tierra y más cemento. De hacer que las parejas se reencuentren a la luz del farolillo y que el aprendiz de músico sueñe con tener aquel teclado o aquellas baquetas; o simplemente esa niña aún, que se quede admirada de la vocalista. El tono ácido lo he centrado en el repertorio. Ya sé que les piden esas canciones pero estamos hasta el gorro de escuchar cada año chocolateros, bomba y venaos...

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  2. Pues has hecho un relato maravilloso y divertido. Me ha parecido realmente genial. Eres un genio. ¡Felicitaciones! Un aqbrazo.

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  3. "Qué ganas de "todo el mundo una mano en la cabeza, un movimiento sexy, una mano en la cintura” Seguro que te gusta bailar, Manel ;-)"

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  4. molt be manel......

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  5. Jajajaj, muy buena esa verbena, Manuel. Con ritmo y todo...

    Un abrazo.

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  6. !Genial!, !genial!, !genial!... genialísimo Manel, buenísimo el relato, perfectamente dibujada con palabras esa orquesta verbenera a la caza y captura de los deseos bailongos de los parroquianos de cada pueblo, para mejor gloria de sus fiestas... yo, es que casi que la veía y la olía y hasta la sentía a ritmo pachanguero con su chocolatero y su venao y su cartagenera morena... te diré, que en el pueblecillo de Salamanca de donde es mi marido, las fiestas no son fiestas sin la orquesta, y la orquesta como que no es orquesta sin su chocolatero y su España cañí y su venao y etc.... y la gente baila en la plaza al ritmo del chun chun, y se lo pasa bien, y yo -que debo tener mucho de popular, o de pueblerina, o de salmantina !ay que ver!, o de todo junto, me lo paso bien en las fiestas del pueblo, en un pueblecillo de trescientos habitantes, bailando en la plaza vestida de domingo, sin pensar en nada más que en los sones del venao o de los pasodobles castizos o en el movimiento sexy-.
    Me ha encantao el relato. Lo leí el sábado en la playa, pero no pude decirtelo porque ni mi niña ni yo controlamos todavía la blackberry, desde luego hijo mío has estao sembrao, totalmente sembrao... superchapeau!!!

    Besitos gordísimos

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