sábado, 17 de octubre de 2009

Là, à gauche



Se tocó el estómago nada más cerrar la puerta tras de sí. Últimamente encontraba las comidas de Brasserie Lipp un poco más pesadas de lo normal. Era obligatorio asistir. Podrían pensar que había tomado el camino de la disidencia. Ahora tenía que coger el metro y acercarse hasta la Place de la Concorde. "No es precisamente el sitio más discreto para citarse", pensó. Todavía pululaban en sus oídos las sirenas y los silbatos de la policía. Pero los latidos de su corazón, a mil revoluciones, y aquel suave tacto de la piel de Suzanne podían más. Mientras ellos, escondidos, se entregaron al jugueteo amoroso, sus correligionarios no dejaron un sólo adoquín sobre el asfalto. Por fortuna las cuatro viejas que habitaban aquel patio de vecinos estaban más pendientes de los enfrentamientos en el Boulevard de Montparnasse que de lo que dos jóvenes podían hacer o descubrir con sus cuerpos. Nadie les oyó. Con largos besos acallaron sus gemidos. "Quizá el riesgo o la novedad le excitaron entonces" —pensaba—, o "tal vez no le gusté lo suficiente" —se castigaba. Habían encontrado por casualidad aquella bocacalle y una de las puertas sin cerrar. No dudaron en perderse y dejar a otros la revolución. No se volvieron a ver. Él retomó sus actividades contestatarias que ahora eran un poco más clandestinas. Caminó despacio, casi sin ganas. En una pared todavía estaba la pintada que decía "Sous les pavés la plage" (bajo los adoquines, la playa), pero Gerard ya había comprobado que bajo los adoquines no había agua, tan sólo arena sucia. Y si descendía aún más, el único líquido era la suciedad de la alcantarilla. No podía quitarse de la cabeza el tacto de los senos de Suzanne, con sus manos aprisionados bajo el jersey. Ni tampoco sus labios carnosos y sonrosados, presa de la excitación. Al otro lado de la tapia, gritos, golpes y ulular de sirenas. Los jadeos del amor quedaban ahogados por la batalla. En una marquesina de anuncios, junto a la estación del metro se podía leer "Soyez réalistes, demandez l'impossible" (sed realistas, pedid lo imposible). Pensó que le volvería a pedir para salir. Aunque no se ponía al teléfono cuando la llamaba a su trabajo y tampoco estaba cuando la llamaba a la residencia de estudiantes que decía que dormía. De hecho, cuando indagó un poco más, supo que hacía mucho que pasaba por el dormitorio comunal.
Al llegar al lugar de la cita, en medio de turistas y gendarmes amables, recogió el paquete con las octavillas. Ciertamente era el lugar más seguro para este tipo de intercambios. Volvió a la mansarda que hacía las veces de résistance (resistencia) y comité de dirección. Tras el cierre La Sorbonne no tenían donde ir. En cuanto acabó el encargo se dirigió otra vez al Café de Flore.
—Ahí, a la izquierda —había dicho ella nada más localizar la portezuela que daba al patio interior. El callejón no era muy seguro. Él la siguió como un corderito y en su mente volvió a repetir la historia.
Y allí estaba él plantado y sólo metido en sus pensamientos y en el olvido. Removía con fuerza y monotonía la cucharilla mientras en la mano tenía un Gauloises encendido. Las volutas anidadas formaron la figura Suzanne. ¿La volvería a ver? —se preguntó—, mientras ponía la mirada en el infinito y se sumergía otra vez en los recuerdos.

© Là, à gauceh(ahí, a la izquierda). Manel Aljama (septiembre 2009)
Fuente de la fotografía internet, autor desconocido.
Si alguien me lo dice lo rectifico

11 comentarios:

  1. Aquel mayo, aquellos días, cambiaron muchas de nuestras vidas, seguramente la de Gerard también.
    Y, me parece estupendamente que por una vez se escapara para "là, a gauche", seguro que se volvieron a encontrar, otro día, en otro lugar, luego de haber conseguido...
    Preciosa e ilustrativa foto de aquella época.
    ¡Fue difícil pero hermoso!.
    Bicos.

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  2. fonsilleda:
    Gracias por tu comentario. En efecto aquellos días cambiaron nuestras vidas auqnue ahora muchos, incluídos los participantes, renieguen de sus posturas.
    Con este texto quería ahondar precisamente en eso: el protagonista aprovechó la ocasión y "se escaqueó" de la batala. Es lo que muchos hicieron.

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  3. Me ha gustado mucho la historia cruzada de amor y revolución, de ilusiones y esperanzas, en las que la vida le da una oportunidad distinta al protagonista, ya te comenté por carta también. Gracias por dejarnos trabajos tan bien llevados, me gusta cómo estás escribiendo últimamente, estás haciendo un muy buen trabajo.
    Besos.
    Carmen

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  4. Una época difícil, pero sin el amor hubiera sido irresistible. Me gustaría saber que se volvieron a encontrar más adelante.
    Recibe un cordial saludo desde Berlín.

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  5. Manel,

    Excelente relato. No pueden estar reñidos dos acontecimientos enervantes como son el ejercicio sensual y el de la revolución. Ambos excitan la adrenalina y dan para, de manera astuta, realizar miles de actos que en condiciones de tranquilidad no serían apasionantes.

    Me ha encantado deliciosamente.

    Besos,

    Ana Lucía

    .

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  6. Me has traído a la memoria tiempos mejores, cuando creímos que todo era posible, même l'impossible! amábamos, soñabamos y estábamos en lo cierto ¿no Manel? un gran beso un tanto nostálgico

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  7. "lo que mas me ha envuelto con la historia son los simultaneos sucesos...tan apasionados cada uno en su materia..el amor y la guerra...al final la incertidumbre y la espera...lo que siempre deja el amor y la guerra..."

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  8. Creo que rescatas una verdad fundamental, no se puede ser un revolucionario sin ser un enamorado, ambas cosas están llenas de pasión desbordante y desordenada.
    Cuando repaso mis años me doy cuenta que en la medida que he calmado mis impetús contestatarios también he ido sosegando esa alocada capacidad de amar, quizás necesite más revolución.
    Gracias por la visita a mi blog y tus comentarios, también creo pasaré seguido por el tuyo.
    Un abrazo
    unaimagenpalabrasmil.blogspot.com

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  9. !Caramba Manel, menudo relato!, es absolutamente bonito y envolvente... el mayo del 68, Paris, que ya sabes, Paris es mucho Paris, dos jóvenes, amor tactil y a flor de piel y movimiento revolucionario, el vértigo de vivir ese momento, único e historico. Una década sin duda prodigiosa y mágica, al año siguiente se llegó a la luna, y dentro de la década, ese 68, donde el ingenio, las nuevas ideas, la imaginación y la contracultura llegaron a poner en jaque mate a la mismisima Republique, !como me hubiera gustado vivir el momentazo y prendre les pavés pour voire la plage!, porsupuestisimo... enfin, un año mágico, y un relato que transmite perfectamente esa magia del momento

    Millonazos de gracias por ir a visitarme, un besote enormisimo

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  10. Auél mayo revolucionario trajo grandes beneficios y el amor en tiempo de metrallas ayuda a sobrellevar los acontecimientos. Ojalá se hayan reencontrado. Felicitaciones por la calidad en que desarrollas los relatos.Y gracias por tu valioso apoyo, en las malas se conoce a los amigos. Un inmenso abrazo de mi corazón para ti.

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  11. calidad con que desarrollas, así está correcto.

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Gracias por tu colaboración.