El grupo de trabajadores que acaban de terminar su jornada espera pacientemente en la estación la llegada del tren. Llevan la ropa sucia en su mayoría. Lucen tatuajes de lo más variado. Casi todos son inmigrantes. Algunos ya se sienten tan integrados que hasta escupen en el suelo. Otros arrojan fuera de la papelera bolsas y otra porquería.
—¡Otra vez con retraso! —se queja uno.
—¡Ya deberíamos estar acostumbrados! —añade otro.
—Este país no tiene arreglo. ¡Es un asco! ¡Y el gobierno es el peor! —eso apostilla el primero, el que se quejó del retardo.
—Si no es un día es otro. La cuestión es que cada semana hay un incidente en esta mierda de trenes.
—Y no dicen nada, ni te avisan —añade el segundo, el que decía que deberían estar todos acostumbrados.
El que pensaba que el país no tiene arreglo enciende un cigarrillo. Es el último y lanza la cajetilla vacía contra el fondo del andén. Cuando acaba el pitillo lo arroja a la vía. Llega el tren por fin. Pugnan por subir. Ni siquiera dejan bajar primero a los pasajeros que se apean. Dentro se acomodan en sitios reservados para personas de delicada salud. Alguno levanta el brazo y se agarra al pasamano. La pestilencia de su axila hace aún más asfixiante y tortuoso el trayecto para el resto de pasajeros.
Llegan a una estación. Suben un inspector y dos guardias de seguridad. Sus rostros palidecen. No han tenido tiempo de escapar. Todos van sin billete.
—¡Otra vez con retraso! —se queja uno.
—¡Ya deberíamos estar acostumbrados! —añade otro.
—Este país no tiene arreglo. ¡Es un asco! ¡Y el gobierno es el peor! —eso apostilla el primero, el que se quejó del retardo.
—Si no es un día es otro. La cuestión es que cada semana hay un incidente en esta mierda de trenes.
—Y no dicen nada, ni te avisan —añade el segundo, el que decía que deberían estar todos acostumbrados.
El que pensaba que el país no tiene arreglo enciende un cigarrillo. Es el último y lanza la cajetilla vacía contra el fondo del andén. Cuando acaba el pitillo lo arroja a la vía. Llega el tren por fin. Pugnan por subir. Ni siquiera dejan bajar primero a los pasajeros que se apean. Dentro se acomodan en sitios reservados para personas de delicada salud. Alguno levanta el brazo y se agarra al pasamano. La pestilencia de su axila hace aún más asfixiante y tortuoso el trayecto para el resto de pasajeros.
Llegan a una estación. Suben un inspector y dos guardias de seguridad. Sus rostros palidecen. No han tenido tiempo de escapar. Todos van sin billete.
(c) Manel Aljama (agosto 2009)
Foto: fuente Internet
Es un simple apunte del natural, hecho sin esfuerzo. He intentado ser descriptivo y no he puesto prácticamente ni trama ni conflicto, salvo el desenlace final. Los diálogos también son reproducción de comentarios de los especímenes observados.
ResponderEliminarEl lugar del estudio sociológico ha sido una estación de cercanías en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) en la que todos se cuelan.
Que magnífica descripción de la naturaleza humana, de como ayudamos a ensuciar aquello que nos molesta por estar sucio.
ResponderEliminarSin dudas la inconsecuencia es el mayor de nuestros defectos.
Un abrazo.
Será un apunte Manel, pero es descriptivo y nos hace sentir "vergüenza ajena". Porque ¿qué actitud deberíamos tomar ante tales comportamientos?. A veces pienso que podríamos ser un poco culpables por permitirlo, por callar y no denunciar, por sufrirlo, casi siempre en silencio.
ResponderEliminarQuejarse de los fallos de los demás, también es sencillo, sobre todo si no nos paramos a reconocer los nuestros.
Bicos.
Podría haberse quedado en eso: un simple apunte, una anécdota urbana más de todos los días pero no; hay algo que le da un rumbo totalmente distinto al asunto y es el que hace que te impliques y tomes cartas en el asunto para comentar:"Todos van sin billete".
ResponderEliminar“PARA TENER DERECHO A PROTESTAR, PRIMERO SE TIENE QUE SER RESPETUOSO CON LAS NORMAS.”
“DONDE FUERES HAZ LO QUE VIERES.”
“NO SE MUERDE LA MANO QUE TE DA DE COMER...” etc, etc.
No voy a generalizar pero he sido testigo en alguna ocasión de hechos por el estilo que comenta Manel y solo digo esto: ¡Si supieran los que no son de nuestro país lo que nos entra por dentro cuando les escuchamos protestar con malas maneras sobre nuestro Gobierno, nuestro sistema o nuestras normas sociales...! ¡O cuando exigen unos derechos que ni nosotros mismos tenemos y que nunca soñaron que existían cuando vivían en sus países...!
Hace un par de años leí las declaraciones de un rumano en la prensa:
─"¿Se respetan los derechos humanos en España?-preguntaba el reportero por la calle.
─¿Derechos humanos en España?-respondía con sarcasmo el rumano-¡No me haga reír, llevo aquí dos años y no los he visto por ninguna parte!”
Rumania: un país lamentable, pobrísimo y en donde existía en ese momento la pena de muerte.
Tiempo después ocurrió un desgraciado hecho en una zona de gente adinerada donde entró un rumano , allanando una vivienda durante la noche y con los habitantes durmiendo, le cortó el cuello al propietario, matándolo, intentó lo mismo con su esposa dejándola malherida y a continuación violó a una menor , hija de las victimas.
Fue detenido y estando en prisión dijo a las autoridades como una amenaza: " SI ME DEPORTAN A MI PAÍS ME AHORCO EN LA CELDA".
En Rumania había hecho lo mismo que aquí, tiempo atrás, huyendo luego, por lo que sabía que en cuanto pisara suelo rumano le esperaba el paredón.
No estamos en contra de que venga gente de otros países a ganarse la vida, pero exigimos respeto a un país que está donde está gracias a una lucha de siglos en la que se han perdido muchas vidas por el camino en conseguir lo que hoy tenemos: una sociedad donde hay libertad, derechos humanos, cierto bienestar, organización en sus instituciones, educación, solidaridad, y un alto grado de respeto a los derechos de los demás.
Soy consciente de que la mayoría es respetuosa con todo ello pero también que abunda mucho de lo otro, no hay más que ver, escuchar o leer los medios de comunicación a diario.
Y tan natural que te ha quedado. Realmente no es extraño encontrarse con una similar circunstancia. Un texto costumbrista que dibuja muy bien la realidad que nos envuelve. Muy bien Manel.
ResponderEliminarBesos.
Carmen
Gracias a todos por vuestras aportaciones y comentarios. Sabía que era un tema delicado y que incluso podía ser tachado de xenófobo. Nada más lejos de mi propósito.
ResponderEliminarQuería a propósito del texto, hacer unas "Verdades del barquero":
- Los inmigrantes vienen a hacer trabajos que los de aqui no quieren hacer aunque no tengan ni oficio ni beneficio
- Se dice que vienen a pagarnos las pensiones (puede ser)
- Han aumentado la población
pero a pesar de todo siempre hemos tenido de 1,5 a 2 millones de parados.
- Su llegada ha hecho que se frenaran nuestras subidas salariales...
- Junto con los "buenos" se han traído su delincuencia e impunidad. Alguns dicen que es "multiculturalidad"...
- Hay poblaciones de España cuya índice de extranjeros ronda el 39% y los pisos patera son un riesgo para la salud (incendios y delincuencia).
- Las cárceles de aquí son hoteles para esa gentuza y son con nuestro dinero (el de los contribuyentes).
- Además entran por la cara. Nuestros emigrantes a Alemania fueron mayoritariamente "con papeles" y "vacunas".
- Estamos igual que Francia o Italia con este problema. No es culpa de un gobierno en concreto sino de todos y también de las empresas y de los bancos, que han pensado en corto pues venía bien unos cuantos esclavos obedientes de bajo sueldo y en unos ingresos pingües. Yo me niego a que con mi dinero se alimente a vagos y delincuentes en nuestras cárceles. ¿Ya teníamos reclusos para qué tenemos que importar más?
Manel, despues de leerte en la entrada y en este comentario, no puedo más que decirte que estoy de acuerdo contigo, que tienes razón !vaya que si tienes razón!. Dices que es un apunte del natual hecho sin esfuerzo, y es que, el natural es ese, se ve cotidianamente, todos hemos vivido una situación parecida a esa que describes, y lo de verdad triste es que observamos y nos callamos, no alzamos la voz, cuando deberíamos -me incluyo la primera- desde luego que no estoy en contra de que personas de otra nacionalidad, vengan a este pais a trabajar y vivir, pero que vengan antetodo con respeto, con respeto a nuestras instituciones, con respeto a nuestra cultura, respeto a nuestra lengua, respeto a la sociedad, respeto a nuestro Patrimonio, con algún deseo de integración... estoy total y profundamente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarUn besote, de los gordos
Totalmente de acuerdo contigo, tanto en la entrada, como en la respuesta explicativa que das en los comentarios y el post es de una descripción muy real o al menos a mi me lo parece.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita a mi blog, esta es la contestación a tu comentario.
Tienes razón Manuel, por sentirnos así he compuesto este poema. A veces coloco los versos para que muestren un dibujo relativo con lo que digo en ellos, siempre me gustaron los caligramas.
Nunca es tarde para saludarnos o expresar nuestros deseos para el futuro, yo también te deseo lo mejor compañero.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo contigo, y además admiro tu valor para denunciar ese mal comportamiento de una parte importante de los emigrantes.
ResponderEliminarQuizás por miedo a que se nos llame xenófobos, miramos para otro lado, y no denunciamos esa forma de proceder.
Criticar la falta de civismo, no es despreciar al extranjero. Este tema no se tocaría si los que vienen se comportaran como es debido. «Allí donde fueres, haz lo que vieres» Dice este refrán.
Un abrezo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJajaja, fiel y exacta parodia de como se las gastan algunos energúmenos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maravilloso!! con una riqueza de imágenes estupendas. Bellísimo!! Felicitaciones! Un abrazo.
ResponderEliminarEs que tienen razón, pobrecillos, si les hubieran avisado hubieran comprado el billete, total que les cuesta informar que en el tren de las 8 de la tarde pasará el revisor. Si es que ya no es lo que era.
ResponderEliminarSaludos, majete.
Como siempre, exigimos que todo funcione, que todo sea legal, se critica el gobierno, el vecino y todo lo que se cruza y resulta que los que critican no dan ejemplo.
ResponderEliminarExcelente historia, como la vida misma
un cordial saludo
SEGUIRE SOÑANDO, Y EN MIS MUCHOS SUEÑOS INCLUIRE LOS TUYOS, ES LA PRIMERA VEZ QUE ENTRO EN TU BLOG.
ResponderEliminarNO TENGO TU EXPERIENSIA LLEBO MUY POCO CON EL MIO, PERO ME AS EMOCIONADO,