Cambiando un poco de tema, pero sin cambiar de tercio, siempre me he
preguntado quién habrá pintado así a la Muerte: una calavera con una
túnica negra y una guadaña en la mano.
Si es cierto que después de la vida nos espera el paraíso, la muerte
seguro que no tiene esa pinta. Yo me la imagino con aspecto de mujer
madura, guapa, fuerte, con buenas piernas, pero sin dejar de ser
femeninas.
Me la imagino con un body negro y unos ligueros negros también,
ligueros que sujetan unas medias de red perfectamente colocadas. Con un
tanga que deje ver sus hermosas nalgas y con un sostén también negro,
pero transparente.
O sea que me la imagino con cierto aspecto sado, con aires de Dama
Dominante. Si nos la hubieran pintado de esta forma, no le tendríamos
tanto miedo ni tanto respeto. No es lo mismo que una calavera apestosa y
mugrienta, llena de gusanos que le salen por los ojos, venga a cortarte
la vida con una guadaña mohosa y oxidada, a que venga una mujerona para
que bebas de sus pechos el elixir de la muerte.
También me imagino como debería ser para las mujeres: un tío cachas con
el cuerpo de un bombero de almanaque, moreno de pelo y piel, con un
slip de cuero super ajustado, marcando paquete. No quiero preguntar a
ninguna mujer, pero me imagino cuál sería la parte del cuerpo de la que
más de una querría beber el elixir de la muerte.
Manuel Montesinos.
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