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Se agolpaban en una jaula de escaso tamaño o tal vez eran demasiados. Estaban obligados a convivir en el diminuto espacio a pesar de venir de sitios diversos. Se hacinaban hombres y mujeres, niños, jóvenes y viejos. Sólo tenían en común la derrota, el miedo y un futuro incierto. Su enemigo era mucho más temible y poderoso. Su situación era la mejor prueba. Apareció una figura que vestía diferente, de un color como de sangre. Muchos de ellos creyeron que había llegado su hora. El hombre llevaba un objeto extraño en la mano. Pronunció unas palabras:
—Dios bendiga a estas criaturas ignorantes de tu infinita bondad y les proteja en la travesía. Amén —les salpicó con algo parecido a agua.
—¿Los podemos embarcar ya? —preguntó el otro jefe.
—No tienen alma. Estas bestias no están bautizadas. Yo sólo he bendecido la carga. Cuando lleguen a puerto deberían al menos bautizarlos si tienen que tocar los bienes de los blancos.
—Como usted diga así se hará —respondió jefe de los negreros— en cuanto atraquemos en Puerto Príncipe.
Publicado anteriormente el 2/2/2010: https://manelaljama.blogspot.com/2010/02/no-tienen-alma.html
© Manel
Aljama (enero de 2024)
Escritor, Editor, Podcaster, Creador de Contenidos y Formador de Tecnologías
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