lunes, 7 de septiembre de 2009

Trayectos Paralelos

© Manel Aljama Gare de Oriente (Lisboa)

El autobús lleva algo más de un minuto de retraso. Cada día igual. "No pasa nada", piensa, "así tendré otra ocasión". Justo en la parada siguiente sube ella. Siempre lleva consigo un libro de esos que llaman "best sellers". Contrasta con el que lleva él. Su mirada va del suyo al de ella, con disimulo y de soslayo la contempla. Ella aguarda pacientemente hasta encontrar acomodo en algún asiento libre entre las filas del fondo del vehículo, las que más sufren las sacudidas. Durante el trayecto, a esa hora de la mañana, cada pasajero que sube o baja tiene su propia historia de esfuerzo y de silencio forzado, quizá porque no se tiene nada que decir y a nadie dispuesto que le escuche. Nadie está por gusto y no se trata de un viaje turístico. Lo saben y hasta detestan esos alegres cartelitos cívicos enganchados en las ventanas y que tapan la visibilidad. Sus ojos vuelven a ella. No deja de observarla, y para disimular, desvía su atención del libro hacia la puerta que se abre en cada alto. Después, aprovecha el recorrido del pasajero hasta su asiento y así, de pasada contemplarla una vez más. Viste comedidamente informal, con ese aire de frescura y seriedad que la mayoría de las mujeres saben conseguir. No le quita el ojo de encima. Sigue leyendo. El autobús continúa con su recorrido. Se inventa mil historias sobre su vida, su pasado o su futuro. Casi todas ellas acaban en duda.

Él vuelve la mirada hacia su libro. Al menos parece que sigue leyendo o disimula. Se pregunta si es el único que finge leer. Piensa que para otra ocasión traerá un libro más interesante. Deja definitivamente de interesarse por la lectura. Ya toca bajarse. Piensa "un día de estos iré hasta el final, hasta donde se apee". Se apea y antes de entrar en la estación recoge unos cuantos periódicos gratuitos. El trayecto es corto, tan sólo tres estaciones. No da tiempo para abrir otra vez el libro. Ojea la prensa. Le parecen todos los periódicos idénticos y malos. En cuanto baje los tirará a la papelera. Hoy no traen nada interesante. Intenta ahorrarse ese esfuerzo y quiere dejarlos pillados entre un asiento y su respaldo. Caen por el hueco y desecha la idea. Mira por un instante el portaequipaje y finalmente los deja en la papelera metálica que ya tiene unos cuentos ejemplares del día. El altavoz anuncia su estación de destino. Se levanta y camina hacia la puerta. Será el primero, como siempre. No quiere saltarse una estación y perder luego casi una hora. Cuando baja, una mujer que va en le tren y que fingía leer, le observa con atención y se dice: "un día de estos me apearé y le seguiré".

© Manel Aljama (agosto 2009)

8 comentarios:

  1. El que más o el que menos ha fantaseado con esas personas que se cruzan en nuestro camino, a fin de cuentas forman parte de nuestro destino, y en ocasiones el azar hace que los conozcamos. El destino es así de voluble. Me gusta la cadencia de tu texto, es corto pero intenso, dejando claras las ideas y fantasías del protagonista, y el paralelismo que le une con el objetivo de su fantasía.
    Besos.
    Carmen

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  2. Se pueden tirar así eternamente, y el tiempo es finito. ¡Fuera cobardías! :P

    Me han gustado los detalles que has puesto en el texto, como los carteles que te tapan las ventanas ;)

    Un saludo,
    Deprisa

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  3. Lógico. A mí también me sucedería aunque nunca llevar a la práctica la intención.
    Buena historia, sobre todo muy metida en el lugar en el que se desarrolla, los detalles funcionan porque son comunes y lucen espléndidos, hasta los periódicos, asientos traseros... EStupendo
    Y yo no puedo leer porque me mareo... ¿significará eso que no encederé imaginaciones? jajajajajja.
    Gracias por hacernos ver un buen corto, por leer un buen micro..., gracias.
    Bicos

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  4. Brillante relato, con detalloes y descripciones realizadas de manera estupenda. Me encantó. Un abrazo.

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  5. Quien no ha sentido alguna vez el deseo de seguir a alguien sin saber ni siquiera porqué?

    Me ha gustado mucho, sobretodo el final, la idea de que somos parte de una cadena de "casualidades".

    Buenísimo, como de costumbre.

    Abrazos, majete.

    Fran

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  6. .

    Si, cuántas veces nos ha ocurrido esta situación que relataste. Buen relato. fluído.

    afectuosamente,

    Ana Lucía

    .

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  7. Relato interesante..algo que en algun trayecto que otro hemos experimentado, me ha gustado leerte
    Gracias por visitar mi blog
    Un abrazo
    Stella

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  8. Muchísimas gracias a todos por vuestras opiniones, consejos y observaciones. Pero sobre todo por visitar y leer lo que escribo.
    Un abrazo.

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