miércoles, 18 de agosto de 2010

New York Life


No empezaré como Woody Allen en su filme Manhattan: “Él adoraba Nueva York...” Desde el barco que nos da un paseo o mejor un mareo hasta la Estatua de la Libertad echo una mirada a Ellis Island, donde hace más de un siglo los emigrantes aguantaban la cuarentena para tener papeles, para poder entrar a formar parte del sueño o tal vez la pesadilla de vivir en América. A pesar del reluciente ladrillo rojo del ahora Museo de la Inmigración lo sigo viendo en blanco y negro. Quizá sea uno de los encantos y tópicos de la capital del mundo.

El cine tiene la culpa: Cuando un europeo o al menos un español visita cualquier parte de los Estados Unidos de América tiene la sensación de estar viviendo una película. Es inevitable babear en Times Square o ante las marquesinas de Broadway o mirar hacia arriba delante del Empire State. Y aunque acudas a un bar frecuentado por hispanos como es Nevada Smith que está en el 74 de la Tercera Avenida, entre la onceava y la doceava sigues creyéndote que te encuentras en Boston, nada menos que en el bar de Cheers donde Sam Malone te va a servir una cerveza de un momento a otro...

La primera vez que estuve en París dejé de lado la torre Eiffel. Aquí dejo Central Park y el sitio donde rodaron la muerte del “bueno” de Ghost. Aunque no me va el morbo la visita al Ground Zero es inevitable. ¡Parece mentira cómo en un sitio tan reducido había dos torres gemelas de más de 400 metros de altura!

Pero no he venido a pasearme sino a trabajar. Son las 8:30 AM en el piso 32 de las flamantes oficinas de la multinacional: “Pay attention please!”. Así que lo que he visto y tocado me sigue pareciendo incompleto, como visto por televisión. ¡Cielos! otra vez café aguado y donuts, ¡mi desayuno preferido! Paga la compañía. Creo que sé la comida que encontraremos en el restaurante de la planta 10...

El curso acaba a eso de las 17:00 PM con lo que me sobra tiempo para ir a un american bar. Gracias al cine en versión original he conseguido moverme con soltura por Nueva York y pasar desapercibido sin que no se note mi origen europeo. Ya estaba yo más contento que unas pascuas cuando algo me delató. ¿Cómo demonios han sabido que soy europeo, o mejor dicho, que no soy como ellos? La mirada asesina del camarero acompañada de otras de igual virulencia por parte del resto de los zombies que había en la barra de la cafetería me lo ha confirmado. El solitario y nada volante platillo vacío encima del mostrador, tal como había leído e ignorado en la guía: tips (propinas), son obligatorias pues son parte del sueldo del camarero y son un 25% del importe de la consumición. Para no liarse fíjese en los impuestos (tax) y calcule el doble para la propina...

De vuelta al hotel, el metro. Escaleras interminables, profundas. Otra vez en un peli. Como decían Simon & Garfunkel en su canción "The words of the prophets are written on the subway walls And tenement halls". Eso sí, New York es New York y a pesar de lo que decía Mecano, merece la pena y mucho.



Próxima etapa: Tokio

© Manel Aljama (agosto 2010)
© Ilustración modificada con CopyScape (tm)

7 comentarios:

  1. Hola Manel, qué sorpresa ahora que he leído el ultimo de tus posts. En estos momentos estoy en New York aunque de paso... claro es un largo paso pues ya llevo dos meses, supuestamente voy de paso para Washington por unos días para continuar también de paso hacia Miami.

    No pude volver a dejar comentarios en tu blog ni el el de muchos más, no sé el por qué del bloqueo pero Blogger me ha dejado así.

    Disfruta tu estadía!

    Abrazos,

    Ana Lucia

    ResponderEliminar
  2. Como siempre, un placer leerte querido Manel.
    Aquí espero la siguiente etapa ansiosamente.

    Besossssssssss

    ResponderEliminar
  3. Envidia. Sanísima pero bien identificable.
    Voy regresando.
    Bicos.

    ResponderEliminar
  4. Jaja a mí me gustaría empezar mi comentario como lo ha empezado Ana Lucía más arriba, pero no, te leo desde Villanueva de San Juan. Aquí no hay que mirar para arriba como no sea para mirar los nidos de cigüeñas. NO tenemos Empire States, pero tenemos balcones en el primer piso donde es mucho más fácil el poderle cantar alguna saeta al Cristo que pasa en Semana Santa.

    Me alegra leerte y verte en tierras lejanas. En otra ocasión nos dices qué comiste por aquellos lares. TEngo entendido que no saben comer.

    Una abrazo, Manel.

    ResponderEliminar
  5. Que bueno estar allí, eso si al país que fueres has lo que veas. Besos tía Elsa.

    ResponderEliminar
  6. Qué lindo es leerte amigo, como si te viera disfrutando en esos lares. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Me ha encantado...¿Próxima etapa Tokio? No me lo pierdo.
    Abrazos

    ResponderEliminar

Gracias por tu colaboración.