miércoles, 9 de julio de 2008

Ni te cases ni te embarques

Un entremés misógino
Personajes: ANDRES ( barbero), su sobrino JOSÉ LUIS y clientes: PERIKO, JUAN, MANEL, FERNANDO y JULIO

En la barbería de Andrés un sábado por la tarde justo antes de la llegada de las fiestas de navidad del año 2000. Hay bastantes clientes ya que todavía no han descubierto pasar la tarde del sábado en la gran superficie. Pero es el último año que sucede esto. Hay entre la clientela un personal variopinto de edad y condición social. En la mesa de centro para las revistas no faltan las clásicas “Interviu” y “Man” con sendas y exuberantes chicas ligeras de ropa en sus portadas. Sentado estratégicamente en un taburete que hay en el rincón está su sobrino José Luís. Andrés ha comenzado a cortar el cabello a su primer cliente, Periko que se va a casar en quince días.

ANDRÉS: No te cases, Periko, no te cases. Aún estás a tiempo.
PERIKO: Pues la boda es dentro de quince días (con suficiencia).
ANDRÉS: Si algo tienen las mujeres es que te quitarán tu libertad. Poco a poco sin darte cuenta y ¡zas! Ya estás dentro del saco (mientras profundiza en los cortes con la tijera).
PERIKO: Pero es que además de novia, es mi amiga.
ANDRÉS: Las mujeres no son amigas jamás. Unos amigos lo son para toda la vida. Unas amigas como vean que el novio tiene amigos, harán lo imposible porque rompa con ellos. Y lo consiguen. A mí me pasó una vez que dos amigas cuyos novios también lo eran entre sí; se discutieron ellas y no pararon hasta que los hombres se peleasen y no se volvieron a ver nunca más. Si yo te contara...
PERIKO: Pero no todo va a ser igual. Nosotros no tenemos porqué repetir los errores de vuestra generación.
JOSE LUIS: Si yo te cuento... ¡Y no soy mucho mayor que tú!
JUAN: (en medio de risotadas) ¿Sabéis la diferencia entre una hechicera y una bruja?
(Se hace un silencio). Cinco años de matrimonio (vuelven las risotadas).
ANDRÉS: Si hasta los chinos que eran sabios lo dijeron. El YIN que significa pasivo, femenino, pero también malo, y el YANG que significa activo, masculino y bueno.
MANEL: Sí, se ve que los chinos también se casaban (vuelven las risas). Además siempre van juntas al baño. ¡Tiene gracia!
FERNANDO: Irán a vigilarse para que no le roben el novio.
MANEL: Y cuando una mujer presenta el novio a “su amiga”. Casi siempre es para que le ponga defectos.
ANDRÉS: Un hombre reconoce cuando su mejor amigo sale con una tía de bandera. ¡Joder, que suerte! Pero ellas no. Ellas en seguida encuentran defectos al novio.
MANEL: Dímelo a mí. Pasé por eso.
FERNANDO: Y yo. Es típico de las tías (mientras hojea “Interviu”).
ANDRÉS: Se deben sentir inseguras.
MANEL: Una disputa de mujeres puede ser más violenta e irracional que una de hombres.
ANDRÉS: El hombre tarde o temprano sabe reconocer su derrota y al que es favorito. Tendrá más o menos envidia pero conserva la amistad (mientras está afilando la navaja).
FERNANDO: ¿Sabéis por qué el soltero está siempre delgado y el casado gordo? (se hace el silencio). Porque el soltero llega a casa, abre el frigorífico, dice "siempre lo mismo", y se va a la cama. El casado llega a casa, se va a la cama dice "siempre lo mismo" y abre el frigorífico (vuelven las risotadas al tiempo que Andrés ha finalizado su trabajo).

Cuando Periko, que ha guardado silencio casi todo el tiempo paga y abandona la barbería que está llena de humo, le toca el turno a Fernando. Suena el móvil de JULIO.
JULIO: Sí. Ahora voy. Ya vendré entonces el martes. Hasta ahora cielo.
JUAN: Te tiene “dominao”. Adiós cielo (mientras Julio se levanta y sale fuera del local).

MANEL: Las mujeres exigen al hombre algo que ellas mismas no son capaces de dar. Mira, a mí las cortinas me la sudan. Pues oye, si escojo yo, ya tiene motivo para criticar. Si tiene que escoger ella te culpa a ti porque no ha escogido bien, o que no me importan las cosas de casa (todos asienten que tiene razón).
ANDRÉS: Es que es como muestran su inseguridad. ¿Queréis tomar algo? (Se dirige a la caja y saca dinero para invitar a la concurrencia a tomar una cerveza o un cubata pues piensa que la ocasión de vengarse verbalmente de las mujeres lo merece. Envía a su sobrino José Luís que pregunta a cada uno qué desea tomar y sale raudo en busca de las bebidas).
ANDRÉS: (entre risas y socarrón) ¡Pues ese que se ha ido igual no se casa! Después de todo lo que ha oído.
JUAN: Mi mujer siempre me machaca con que no se puede hablar conmigo si no es para darme la razón.
MANEL: ¡Pero si es al revés!
ANDRÉS: La mía me dice siempre que discuto que no puedo ir con ella a ningún sitio, que siempre la lío.
JUAN: Porque no haces lo que ella espera.

Andrés ha acabado con Fernando. Se dirige a la caja. Le toca el turno a Juan. Entra José Luís y reparte con presteza las bebidas. El ambiente se va caldeando.

FERNANDO: Bueno, me voy (mientras paga apresurado). Que llego tarde a casa y luego mi mujer... (Risotadas y silencio después)
JUAN: ¿Sabéis aquél del choque en la rotonda? (Silencio de asentimiento para que explique el chiste) Pues se trata de un choque de dos vehículos, uno con una tía buenísima y otro con un hombre. Después de rellenar el parte, el hombre propone hacer un brindis para celebrar que han salido ilesos. Saca de la guantera de su coche una botella de vino y dos vasos de plástico. Pero ella no bebe y cuando el se ha bebido ya media botella, ella e suelta: “Ahora cuando venga la policía y te detengan la beberé...” (Risotadas).

Andrés ha acabado el corte de pelo. Mientras Juan está pagando suena su teléfono móvil.

JUAN: Ahora voy, ya he acabado (sumiso y obediente por el teléfono celular).
ANDRÉS: Te he dicho que no me llames. Iré cuando me dé la gana (Haciendo voz de hombre duro), dilo, con el teléfono apagado.

Juan paga su corte de pelo ultrarrápido y se va. Andrés prosigue con el tema.

Suena el teléfono móvil de MANEL y éste contesta con cierta dureza.

MANEL: Te dije que venía a la peluquería. ¡Volveré cuando me dé la gana!
ANDRÉS (dirigiéndose a los demás) ¡Tiene el teléfono apagado! ¡No finjas! (dirigiéndose a MANEL).
ANDRÉS: Fíjate, ayer estaba yo planchándome mi ropa y mi mujer me dice que era un cerdo machista. Tú te imaginas, yo planchando, en calzoncillos y la mujer llamándome cerdo machista.

Suena el teléfono de la barbería. Es la mujer de Andrés. Pregunta cuánto falta para acabar que quiere ir a hacer unas compras. Por su tono de voz se puede oír desde fuera de la barbería. Se apagan las luces y se baja el telón.

© Manel Aljama, diciembre de 2000 (adaptado noviembre de 2006)

2 comentarios:

  1. Un diálogo entretenido y ameno, cargadito de sátira y buenos chistes, siempre me han gustado las guerras de sexo, pues al final no somos tan diferentes. Me gustó tu entremés. Felicidades.

    Carmen

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  2. Un entremés con los necesarios aderezos para ser degustado con fruición. Divertidísima situación (real, y puedo dar fe ya que los protagonistas somos el autor, un amigo, un sobrino y yo mismo) que dice mucho de la facilidad con la que el autor convierte una alegre charla de barbería en un texto excelente que hace pasar un buen rato al lector. Buena memoria y capacidad de observación (Ya demostradas en anteriores ocasiones en las que he tenido el gusto de leerte).
    Te pongo un diez y pico.
    Un abrazo amigo Manel.

    Andrés (anhermart)

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Gracias por tu colaboración.