miércoles, 14 de septiembre de 2011

Autopublicar ¿tan malo es?


Ahora que por ejemplo el teatro está cada vez más lleno de obras “autoproducidas”. ¿Y qué es autoproducir? Pues algo tan sencillo como que los actores a la vista de que últimamente nadie apuesta por su montaje -ni siquiera si es una obra de un autor de éxito-, deciden constituirse en compañía y productora y tirar así adelante su trabajo y por qué no su sueño. ¡Que hay que comer cada día! Cuántos médicos que no entran en clínicas públicas o privadas no abren su propia consulta. Y así, abogados, peluqueras, etc. El actor es profesional y el público ya le juzgará. El médico o la abogada están avalados por unos estudios y su clientela también les valorará. ¿Y la peluquera? Pues lo mismo, está avalada por una formación pero es su parroquia a la que tiene que llegar, la que le dará el visto bueno. ¿No sucede lo mismo en televisión? ¡Pues claro que sí! La parrilla está llena de programas cuya productora “pertenece” al presentador y sus colaboradores.

¿Y el escritor tiene entonces que pedir permiso? ¿Y a quién? 

¿Dónde está la diferencia? No la hay. Tan sólo en el objeto: obra de teatro, programa de televisión o radio, visita médica, asistencia legal o un libro.

Cuando Salvador Badillo, amigo, maestro aikidoka y escritor quiso autopublicar su libro “Método Sento” a través de Lulu, ya le aconsejaron sus “amigos”: “no conseguirás llegar al público”  Vaya amigos. !Qué visión de futuro!  Sin ir más lejos que le pregunten por "eso de autopublicar" a Dianna Marquès o a John Locke (que ha vendido más un millón de ejemplares) por citar unos pocos... Lo que necesitan todos es encontrar su nicho de mercado, su clientela, su público. Darse a conocer. Llegar. Eso se llama mercadotecnia (marketing según los snobs). Claro, no todo es llegar. Más difícil es mantenerse. 

Pero pensar que hay que pedir permiso para llevar a cabo nuestros sueños (entiéndase como deseos éticos y que no hacen daño a nadie) es de estar acomplejado.

© Manel Aljama (septiembre 2011)

2 comentarios:

  1. El problema es quizás el "prestigio" que da que un nombre editorial te respalde, pero eso no siempre habla de una buena calidad, naturalmente. Cada vez se está perdiendo más la "vergüenza", como lo hacen ahora muchos músicos, pues es la única manera de poder seguir haciendo lo que les gusta y llegar al público. Llegarán más o menos, pero eso es harina de otro costal. Un respaldo no siempre te garantiza el éxito. En fin, para reflexionar: buena entrada.

    ¡Saludos!

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  2. Yo no le veo nada de malo en autopublicarse, y ya lo escritores no hemos dado cuenta de eso, por suerte, y estamos proviendonos y vendiendo en internet. Suerte para todos,

    Saludos
    Alberto Acosta Brito
    http://albertoacostabrito.galeon.com

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