martes, 24 de marzo de 2009

La ley nos da la razón

Se habían marchado por fin. En sus manos aún empuñaba la navaja que había esgrimido, casi inconscientemente, como único y desesperado argumento defensivo. Era consciente de su reacción primitiva, quizá animal; de que había recurrido a la amenaza de violencia al sentirse acorralado y por primera vez sin palabras. La verdad es que él siempre había tenido muy buenos argumentos. Y cuando no disponía de ellos usaba el diálogo inteligente. Algunos de sus amigos le recriminaban precisamente eso; que se parecía a veces a un viejo personaje del cine, “don erre que erre”, que había sido un poco o muy testarudo en la defensa de sus posiciones. Pero como si de un Sócrates contemporáneo se tratase, lo hacía todo con buenas intenciones, con la finalidad de mantener viva la llama del intelecto. Cuando no lo conseguía se conformaba al menos con la idea de haber sido locuaz o tal vez, haber finalizado el debate con una salida por las ramas. Pero aquel día las cosas no habían funcionado tan bien. Habían venido dos sicarios vestidos de negro y con corbata a juego, le habían conminado a que les entregase un buen porcentaje de la recaudación, casi el treinta y cinco por ciento. Una cantidad muy alta para un establecimiento como el suyo. Fueron insensibles e insistieron que la ley estaba de “su” lado. Nuestro amigo sabía que la ley la habían hecho ellos. Por más que había insistido en imponerse con sus diálogos socráticos los individuos parecía que no habían leído en su vida ni el texto de un sello de correos. Llegó a la conclusión de que el revistero de cortesía donde se amontonaban periódicos y semanarios podría tener más alma y entendimiento que ellos dos juntos. Advirtió que las cosas podían empeorar y recurrió entonces a la astucia que le había caracterizado siempre para salir de las situaciones más difíciles.
—Les pagaré, les pagaré —hizo una pausa mientras no paraba de mover la navaja barbera—, pero por favor, váyanse antes de que lleguen los primeros clientes. Esto es un establecimiento con una clientela muy fiel. Si les ven aquí no serán capaces de entrar y si no hago caja no les podré pagar el canon que me piden. A partir de ahora escucharé la música con auriculares para mí sólo y así no infringir más la ley.
Los individuos se miraron, asintieron y abandonaron el recinto. Subieron a su auto y desparecieron tan rápidos como habían llegado.

© Manel Aljama (maljama) marzo 2009

4 comentarios:

  1. Podría ser exagerado, pero escuchando las palabras del dirigente de la SGAE llamando sin más fascistas a los usuarios de las redes P2P es para ponerse a pensar.
    La Constitución Española reconoce partidos políticos y sindicatos y señala que su funcionamiento debe ser democrático. La pareja de dirigenes Teddy-ex rey del pollo frito llevan muchos años al frente....

    La SGAE es una asociación privada(no es colegio oficial de abogados, médicos o arquitectos) a la que se le ha dado el poder de cobrar una compensación como si una institución agraviada se tratase. Los músicos no les necesitan. Sólo representan a la industria. ¿Si los arquitectos o los escultores fuesen como ellos tendríamos que ir por la calle con los ojos vendados?

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  2. Estoy contigo Manel, espero que no lleguemos a los extremos que nos hagan reaccionar de malas maneras. Con este tipo de cosas lo único que van a conseguir es que la gente no tenga deseos de compartir música. Si la base de cualquier arte es la difusión y promoción del mismo, para que el mayor número de gente posible pueda tener conocimiento, podemos augurar que con tanta tontería de derechos, de los que no se sabe bien sobre a quién benefician, se va a producir el efecto contrario. Estamos viviendo una época en la que un simple tono, bajado (no sé el porqué) para el móvil, cuesta casi tanto como el disco del que ha surgido. ¿Quién engaña a quién? ¿Son las compañías telefónicas las que están metidas en el timo? ¿Las discográficas? ¿Los propios autores? Me extraña que sean ellos. Y mientras tanto la SGAE enriqueciéndose, o hinchándose, o engrosando sus arcas. Por no decir de las otras tomaduras de pelo de los móviles -ahora ya sé por que no tengo de eso-, como los poemas de amor ufff increíble.
    Decías que si otras artes se rigieran de igual modo que lo que pretenden conseguir con la música, que deberíamos ir con los ojos vendados. Pues quizás es lo que pretenden. Esperan que seamos ciegos, sordos y mudos, eso sí, pagando, queramos o no, el canon de los CD y DVD vírgenes, que muchos gastamos para lo que fueron creados, para almacenar nuestras creaciones.
    Me temo que llegue el día en el que pintores, escritores, fotógrafos, y demás artistas y oficios creativos, tengamos que pagar otro canon, el de las hojas en blanco.
    Carmen

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  3. Señor escritor:

    Palabras de Julia,me desconcentran...¡No puedo leerte!


    Besitos
    soni

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  4. Sr escritor:
    Scusiiiii ,no me había dado cuenta que al bajarle el volumen a mi aparato "Las palabras para julia" se quedaban calladas...ahora sigo con la lectura.


    jejejej ;)

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